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Alajuelense consiguió la última humillación para su archirrival con baile y goleada incluida

Manudos no tuvieron piedad de un Saprissa hecho añicos

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En el clásico nacional pasó lo que tenía pasar, lo que muchos imaginaban, que el campeón nacional llegaría a pasear a Tibás y darle una tunda a su archirrival.

Entre dos equipos en un nivel tan distinto era lo más lógico, el 5-0 final es solo una muestra de las inmensas diferencias que existen hoy por hoy entre ambas instituciones. Muy fácil para la Liga.

Saprissa no tiene con qué competirle al León hoy por hoy, es cierto que los morados tenían muchas bajas por diversos motivos, pero también es cierto que con los que no estuvieron este domingo el Monstruo también ha sido un desastre, es decir la diferencia no hubiera sido mucha.

Saprissa engrosó más récords negativos, este 5-0 es la mayor goleada en la historia del clásico por campeonato nacional en 229 partidos desde 1949, y además es la mayor diferencia de goles que logra la Liga en Tibás en toda la historia, según datos del periodista Luis Enrique Bolaños.

Bolaños agregó también que es la peor paliza en la historia por diferencia que recibe Saprissa en cualquier partido oficial. La mayor diferencia fueron las dos goleados de 4-0, ante Carmelita en 2006 y Cartaginés el año pasado.

Además, la paliza provocó la salida de Myers, más sal a la herida porque la Liga despidió a los dos últimos técnicos morados, en el clásico pasado echaron a Wálter Centeno.

Y vale que no estuvo Marcel Hernández que no puede ver la morada enfrente porque los vacuna de cualquier manera, una lesión muscular de última hora lo sacó de acción.

Pero sí estuvo Johan Venegas, Alonso Martínez, Bryan Ruiz, Alex López, Jurguens Montenegro, hay que ser claros, el partido se jugó al ritmo que la Liga quiso, cuando aceleró se comió a la “S”.

Y al frente solo había frustración, caras de desconcierto, de explicaciones que no llegan o de faltas para tapar la ausencia de fútbol en Saprissa.

Los morados tuvieron 25 minutos de ilusión, en los que soñaron con levantar una racha de diez derrotas seguidas, pero Alex López los ubicó en su realidad a los 27 minutos.

Bryan Ruiz en las afueras del área se la sirvió al catracho, quien de un derechazo firmó un bombazo que acabó en un golazo. Aarón Cruz no le llegaba a esa bola ni de broma.

Michael Barrantes le gritaba a sus compañeros que a un jugador como López no le podían dar espacio para patear.

A un equipo tan emocional como los tibaseños ya el gol inicial los sacó del partido.

Saprissa pulseaba acercarse al área del campeón, quien siempre estaba muy ordenado, nunca lo agarraron mal parado y por si las moscas tenía la seguridad de Leonel Moreira, su seguro en el marco.

Los morados nunca descifraron cómo frenar a Alonso Martínez, el chamaco los tenía locos.

La opción para frenarlo era con falta, no había de otra, por lo que se llenó de tarjetas tanto por hachazos como por los repetidos reclamos al árbitro David Gómez.

Y eso que el réferi no vio un penal de David Guzmán sobre Montenegro, a quien le metió un codazo en el área, pero pasó inadvertido.

Si la cosa ya se veía difícil, el final del primer tiempo desmoralizó al Monstruo con el gol de un Johan Venegas que lo gritó a todo pulmón, aquello de no celebrar por “agradecimiento”, no quedó acá.

Yurguin Román cobró un tiro de esquina, José Miguel Cubero pudo peinar la pecosa en el primer palo sin marcas de nada, para que en el segundo palo apareciera el “Crackchetón” y definiera de cabeza.

Otra vez la cámara enfocó a Michael Barrantes, que seguía sin explicación alguna de cómo frenar al rival.

Murió la flor

Y arrancó el segundo tiempo y terminó el partido, porque apenas a los 47 minutos el León le volvió a meter velocidad y puso el 3-0, chao, ya nada que hacer.

Los dos chamacos porteños, Jurguens y Alonso, se combinaron en una descolgada como rayos por la derecha en la que los morados no les vieron ni el polvo.

Montenegro se la puso a Martínez, este se fue solo, solo, solo, sin nadie que siquiera le hiciera viento, entró al área y se la puso a su compita que también llegó sin marca alguna para tocar abajo del arco.

A ese baile solo hacía falta ponerle la música, que claro, solo los rojinegros tenían las notas, porque este Saprissa de Roy Myers no sabe ni tocar la flauta dulce.

Ya con una mejenga totalmente resuelta, Andrés Carevic se dio lujos con los que el Flaco no puede ni soñar, como el sacar a sus figuras para darle espacios a jóvenes que sí son una realidad y rinden.

Cuando parecía que la pesadilla estaba por concluir, la Liga volvió a meter el acelerador, ahora con los chamacos, Faerron le filtró un gran pase a Carlos Mora quien entró por la derecha y se la dejó a Johan.

El Cachetón firmó su doblete con un remate al primer palo, sencillo sin complicaciones al 81.

La humillación máxima llegó con el gol de Aarón Suárez, uno de los tantos jóvenes que los rojinegros le robaron a los morados.

Suárez recibió un pase filtrado y definió como todo un veterano al lado izquierdo del marco. Por Dios que se vaya la luz, que pite el árbitro que acabe el suplicio... pensaban los morados.

Si al minuto 90 cuando David Gómez pitó el final todavía había morados viendo el partido es porque o son masoquistas o se quedaron congelados y no pudieron apagar el tele.

No hay que darle mucha vuelta entre Alajuelense y Saprissa hoy por hoy hay un mundo de diferencia y no es nada pequeño.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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