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Brumoso puede rajar que tiene una nave única en Costa Rica

Chuzo representa un sueño para un afortunado vecino de Cartago

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Juan Carlos Quesada Zeledón, un brumoso de 45 años, de El Tejar de El Guarco, consiguió plasmar en un Mercedes Benz modelo 1995, uno de sus sueños de niño, el cual consistía en llegar a ser dueño de una nave igualita a esta.

Desde que tenía diez años, Juan Carlos empezó a soñar con conseguir un carro así, sin importar cuántos años tendría que esperar porque cuando lo tuviera sabía que sería dueño de un clásico, como en realidad lo es.

Lo que Quesada no se imaginó es que en Costa Rica su vehículo se volvería único, pues este modelo en específico, el Mercedes Benz E320 W124 versión presidencial, solo llegaron tres a Tiquicia y según investigó, el suyo es el único que aún está rodando.

“Él tiene la particularidad que de esta serie, en este modelo, al país entraron solamente tres, no es de mercado nacional, no es comprado en la agencia Mercedes, es traído directamente de Estados Unidos, fue fabricado en Alemania para el mercado norteamericano”, comentó.

El detalle que sea versión presidencial no es nada menor, por lo que es un auto sumamente seguro al que no le entra nada de nada.

“La versión presidencial lo que significa es que tiene la carrocería reforzada y los vidrios blindados de fábrica, de los tres que entraron al país, solamente este es el único que queda rodando, los otros dos ya no. Me di a la tarea de investigar en aduanas sobre los tres que entraron y pude localizar uno que de hecho lo están vendiendo para repuestos porque tiene el motor malo y si Dios me da la fortuna de poder adquirirlo, voy por el otro también”, dijo.

Fue hace cinco años que se encontró la nave en una página en Internet y apenas lo vio contactó al dueño, que vivía en Tibás.

“En la negociación me fue bastante bien por dicha, al principio el carro tenía sus detalles, traía sus defectos y entonces llegué a un acuerdo con el dueño y lo pude comprar a un buen precio (no dijo la suma).

“Empecé por restaurar todo lo que era el interior, a hacer que los asientos funcionaran porque trae todos los asientos electrónicos y luego le fui cambiando el exterior, le compré unos aros más grandes y decidí cambiarle el color, porque al principio era verde y luego lo pasé a este rojo candy”, dijo.

Juan Carlos tiene un taller de enderezado y pintura por lo que fue él quien le entró con todo a la restauración y a corregir todos los defectos que traía, por lo que además de hacerlo a su gusto, se ahorró bastante platita en mano de obra.

“Mecánicamente, el carro estaba muy bien, pero sí traía sus detalles en la carrocería, varios golpes, un muy mal trabajo en la tapa, el techo y la compuerta, pero eso no me afectó porque como trabajo en eso, luego le mejoré a estética y lo modifiqué a mi gusto.

“El tono que el carro tiene es muy especial, son bastante caros, la inversión de lo que fue el trabajo de pintura fue de ¢800 mil solamente en materiales de la pintura. Un trabajo de estos, aproximadamente si llegan a mi taller para que haga un trabajo similar, no baja de los dos millones y medio”, explicó.

Todo el esfuerzo valió la pena, la nave es muy admirada por parte de quienes la ven, como por ejemplo el Día del Padre que lo tuvo en una exhibición de autos clásicos en el Mall Paseo Metrópoli en Cartago, en el que le pedían fotos y tuvo que contestar muchas preguntas de los fans a este tipo de clásicos.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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