Yahaira “Chata” Aguilar tiene 41 años y corre como una chiquilla de 20 en el fútbol femenino de la primera división.
La futbolista es defensora en el Sporting y además de los entrenamientos con su equipo, realiza trabajos físicos extra para estar en forma y no desentonar cuando le toque medirse en un pique con una chiquilla de 20 años.
La futbolista es felicitada muchas veces por muchas jugadoras, quienes le dicen que desearían tener ese nivel cuando lleguen a su edad.
Actualmente, la Chata se prepara con todo para arrancar con cuadrangular final donde su equipo buscará el primer lugar frente a Herediano (tiene asegurada la final), Saprissa y Alajuelense.
“Empecé jugando con hombres en Caldera, Puntarenas, en ese entonces no había equipo de mujeres pero al tiempo se hizo un equipillo en el barrio con puras señoras y ahí me vieron jugar”, dijo.
Fue así como participó en Juegos Nacionales con Orotina, luego, con 21 años, la llamaron a la Sele y después pasó a primera división con Heredia, Desamparados, Saprissa, San José, Arenal Coronado, Universitarias y ahora Sporting.
Según ella, los equipos de Heredia y Saprissa eran muy diferentes a los que son hoy cuando ella comenzaba.
La Chata dice que la diferencia es abismal pues a las mujeres ahora tienen muchas facilidades, que ella hubiera añorado tener. Más bien tuvo que luchar contra los estereotipos de la sociedad.
“Me decían marimacha, machorra y la horrible expresión de tortillera. También me decían que fuera lavar platos, que el fútbol era de hombres y cuando jugaba contra ellos me hacían levantada porque era buena y no les importaba”, dijo.
“Muchas veces llegaba a la casa a llorar, pero mi mamá (Carmen Babb) me decía que no le hiciera caso a la gente, que si eso era lo que me gustaba, que lo hiciera. Siempre me apoyó”.
Y si la mamá la apoya, su papá don Rodrigo Aguilar, quien fue portero de canchas abiertas ni qué decir.
“Es mi fan número uno. Antes me acompañaba a los partidos, ahora no, tiene 73 años. Pero me llama antes de los partidos y me dice que me cuide, que cuidado me lesiono, que haga un gol. Al terminar me vuelve a llamar. Siempre se ha sentido orgulloso de mí. Era quien me llevaba a los partidos de su equipo desde chiquilla”.
Yahaira no tiene hijos ni pareja y eso le ayuda a dedicarse de lleno al fútbol. Además trabaja en un gimnasio y eso le permite tener acceso a máquinas para mantenerse en forma.
“Voy a jugar hasta donde pueda, hasta donde rinda. Cuando vea que en un partido estoy parada, que no llego, que no me siento bien, entonces diré hasta aquí. Vamos a ver si Sporting quiere que siga con ellas. Hoy me siento bien”, dijo.
De la cuadrangular, dice que todos los equipos están parejos y que cualquiera puede ganar y adelantó que Sporting hará su máximo esfuerzo.