Deportes

El fútbol en Yemen sobrevive entre secuestros, asesinatos y guerra

Este país acaba de tener su mayor experiencia futbolística jugando por primera vez la Copa Asiática

EscucharEscuchar

La historia reciente de la selección de fútbol de Yemen incluye a jugadores secuestrados por extremistas, otros que han peleando en las montañas y algunos que murieron en el cruento conflicto que afecta al país desde hace tres años.

En medio de esa crisis y de la amenaza de que podría convertirse en “la peor hambruna en 100 años”, el pequeño país de la península arábiga consiguió el hito más grande de su historia futbolística al clasificar por primera vez para la fase final de la Copa Asiática.

Calientan las semis
China, Irán y Vietnam se convirtieron este domingo en las primeras selecciones clasificadas para los cuartos de final de la Copa de Asia de naciones, torneo que se disputa en Emiratos Árabes Unidos. El choque estrella de los octavos de final lo disputarán este lunes Japón (cuatro veces campeón continental) y Arabia Saudí (con tres títulos en los años 1980 y 1990).

Jugaron la primera fase contra Irak, Irán y Vietnam, perdieron los tres juegos pero ya el simple hecho de haber clasificado era para celebrar, los resultados eran lo de menos para un país que se encuentra en el puesto 135 en la clasificación de la FIFA.

Al haber llegado a los Emiratos Árabes Unidos ya demostraron cómo es posible triunfar ante la adversidad.

Toda una proeza

El balón en Yemen está detenido, con la liga suspendida, la infraestructura en ruinas y los clubes en completo abandono.

Esa ha sido la consecuencia de la guerra que comenzó en 2015 entre los aliados del gobierno de Abdrabbuh Mansour Hadi y rebeldes del movimiento hutí, que defiende a la minoría chiita zaidí de Yemen.

El conflicto ha causado la muerte de miles de personas mientras que organizaciones de ayuda como Save the Childen creen que unos 85.000 niños menores de cinco años han muerto en estos tres años por malnutrición aguda.

Sin una solución aparente en el horizonte, hay temor por la extensión que pueden tener los enfrentamientos en un país completamente dividido y las consecuencias que tendrá para el futuro.

Afectados por esta situación, la mayoría de los jugadores han tenido que dejar el fútbol relegado a un segundo plano. Otros han tenido mejor suerte y han encontrado refugio en las ligas de los países vecinos.

El nuevo seleccionador, el eslovaco Jan Kocian, ha tenido que hacer malabares para armar un equipo competitivo, como sucedió con el entrenador responsable de la histórica clasificación, el etíope Abraham Mebratu, despedido en julio del año pasado.

Ir a entrenar o jugar se ha convertido en una odisea para los jugadores, teniendo que atravesar zonas en conflicto montados en camiones de transporte.

Un futbolista fue secuestrado cuando regresaba a su casa después de un partido de las eliminatorias y estuvo retenido durante 48 horas en una carretera en una de las regiones más peligrosas del país.

Sin goleadas

Sin gloria en su historia, los aficionados yemeníes sintieron durante décadas que el simple hecho de evitar una goleada era motivo de celebración.

De allí el júbilo que hubo el pasado marzo 2018 entre los pocos aficionados que estuvieron en las gradas del estadio en Qatar (donde jugaron sus partidos de local durante la fase de clasificación) cuando Abdulasea al Matari anotó dos goles contra Nepal para asegurar la victoria y el boleto a la fase final de la Copa.

Un premio contra todo pronóstico para un equipo que cuenta con futbolistas que solo juegan con su selección o que cuentan con los dedos de una mano el número de partidos que disputaron en 2018.

"La situación política crea unas condiciones inusuales de entrenamiento para una selección", explicó Kocian, quien ni siquiera tiene permitido pisar Yemen.

Su experiencia como jugador y entrenador puede cumplir un papel fundamental para sus dirigidos tras haber sido testigo del llamado “divorcio de terciopelo” que marcó la desintegración de Checoslovaquia en enero de 1993.

Kocian no tuvo que presenciar la violencia que hubo en otros países como Yugoslavia ni mucho menos la que azota Yemen.

Pero sí tuvo que aislarse de la situación que ocurría fuera de la cancha para poder rendir en ella.

Para los jugadores, “que sueñan con conseguir contratos profesionales en el extranjero”, también fue una gran oportunidad de mostrar sus habilidades.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.