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Gambeta: El reino de la mezquindad

Los serruchapisos nunca faltan en el fútbol de Tiquicia

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La mezquindad debe tener algún parentesco con el serrucho, ya que en mi país ha encontrado terreno fértil para desarrollarse y en el campo del fútbol crece como la veranera.

Nos cuesta un mundo reconocer los méritos de los demás y ser solidarios, porque siempre resulta más fácil destruir.

Les comparto algunos ejemplos.

Escuché en un programa radiofónico a un periodista hablando del Santos de Guápiles, quien dijo que cuando este equipo descendió logró ascender al año siguiente sin necesidad de ir a una final, tras ganar los dos torneos gracias al buen trabajo del técnico Óscar Ramírez.

Le escribí para aclararle que esa información era incorrecta, ya  que este servidor fue el encargado de ganar el primer torneo de forma invicta y que el segundo lo dirigió Ramírez, pero no pudo ganarlo por lo que llegó a la final gracias a lo que habíamos hecho en la primera etapa. Luego venció a Barrio México y con logró el ascenso.

El periodista me respondió vía telefónica diciéndome: “¡Ah!, es verdad, no lo recordaba. Gracias”. Y adivinen, nunca hizo la corrección en la emisora.

En el 2010, gracias al maravilloso trabajo de un equipo de jugadores que en su mayoría eran desconocidos y otros no consolidados realizamos un muy buen campeonato con Barrio México, encabezados en la parte administrativa por Dixie Segura y con compañeros como Pablo Izaguirre y Luis Fernando Fallas, entre otros, en el cuerpo técnico.

Fue tan bueno el trabajo que para recordar les cuento que solo perdimos dos partidos, era un equipo que gustaba y jugaba un fútbol moderno y vistoso. Al Saprissa le hicimos seis goles en dos partidos, al Cartaginés le ganamos la serie, mientras que a la Liga triunfamos en casa volcando un marcador de 2 por 0 a un 3 a 2.

Fuimos a Puntarenas donde casi nadie ganaba y de visitantes derrotamos a los porteños 5-0. En fin fue un gran equipo, gracias a eso me otorgaron el premio del mejor director técnico del año.

Lo divertido de eso fue que de mis colegas casi nadie me felicitó y más bien muchos me veían con recelo. Sí recuerdo al preparador físico uruguayo Marcelo Tulbovich llamarme para felicitarnos por el logro.

Hay muchas historias más, pero por ahora no nos queda espacio.

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