El Deportivo Saprissa tuvo una semana para el olvido. No perdimos, pero nuestro equipo demostró un juego muy irregular en ambos partidos y de nuevo, nuestro cuerpo técnico parece empeñado a complicar las cosas.
Nuestro sufrimiento comenzó ante un Liberia plagado de exmorados, nos hicieron un partido de libreto estratégico y por poco salen de la Cueva con la victoria.
Con Mariano Torres en banca y Yoserth Hernández tomando la mediacancha, arrancamos bien el partido, pero todo se vino abajo con los cambios sin sentido de Vladimir.
Si bien es cierto que nuestro comandante Fidel Escobar evitó la derrota en la saprihora, podemos estar de acuerdo que estaba en completo offside. Basta un pequeño error a favor nuestro para que casi toda la prensa se vuelque en campañas de amarillismo, qué difícil así. Herediano no cumplió con su propósito y de milagro, empató ante un Cartaginés aguerrido, salvamos el liderato de milagro.
En la previa del clásico, los manudos tenían todas las de ganar, en casa con su afición y esa sed de victoria para seguir luchando por la punta del campeonato. De nuestro lado, en el calentamiento se lesionó Fidel, el hospital morado sigue su curso, lo peor que nos podía pasar, nuestro mejor jugador fuera de convocatoria, lo mismo que David Guzmán, pensaba lo peor del partido, una goleada histórica o un papelón, sudaba frío.
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Para mi agradable sorpresa, Saprissa dominó todo el primer tiempo, Leo Moreira salvó a la Liga varias veces y en el aire se olía un gol nuestro que llegó en la segunda, parte después de un exquisito rompimiento de líneas de Kliver Gómez y con la pequeña ayuda del defensa canadiense.
Cayó el segundo gol, todo era alegría, un gane contundente en nuestro patio de fiestas, hundiéndolos en un mar de dudas, hasta que hacemos los cambios y arruinamos completamente el partido.
Nos echamos atrás, penal y gol de aquel que se toca el escudo para vender humo, comenzaron los nervios, llega el segundo gol manudo, me hundo en el pesimismo y la cólera por botar a la basura el partido. Es el empate con sabor a derrota más dolorosa que he tenido en bastante tiempo, no se puede regalar así un encuentro, profesor Vladimir.