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Lagarto ahora devora suspiros

Nave fue rescatada del olvido en San José

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En Tibás hay un Largarto que se roba suspiros de todo aquel que lo ve y no se trata de un colmilludo, sino de un Nissan Patrol modelo 1996 de edición europea que se acostumbró a llamar la atención.

Su dueño es Gabriel Sáenz, quien rescató del olvido a este vehículo en el 2016, pues estaba abandonado y deteriorándose poco a poco.

“El carro estaba en un parqueo en San José centro completamente abandonado. Yo fui con mi papá a verlo y nos dimos cuenta que el motor estaba malo. El carro nos gustó mucho, así que al final lo compramos a un precio menor del que pedían debido al daño que presentaba”, comentó.

Precisamente desde ese día el chuzo fue bautizado como el Lagarto y el encargado de darle ese nombre fue don Alexánder Sáenz, el tata de Gabriel.

“Mi papá vio que el carro tenía a un lado un pedazo de lata salido y descarapelado, se parecía a la piel de un lagarto y desde ese momento se bautizó con ese nombre”, añadió.

¿Qué es el winch?
De acuerdo con el mecánico Josué Ramos, el winch es un dispositivo impulsado por un motor eléctrico o hidráulico , diseñado para jalar una carga a través de una superficie horizontal. Usualmente lo traen los 4X4 y se puede amarrar a un árbol o algo sólido en caso de que el auto se quede atrapado.

La recuperación de esta nave no fue comida de trompudo, pues como tenía varias fallas, especialmente en el motor, pasó cerca de cinco meses en el taller,

“Todo ese tiempo pasamos muy ansiosos porque ya lo queríamos usar. Cuando lo sacamos nos fuimos a batir barro a Sarapiquí a la finca de un amigo. Cuando la gente ve el carro en un alto se le queda viendo como si fuera un extraterrestre, otros me han dicho que está muy bonito”, agregó.

Gabriel contó que a estas aventuras, además de su papá , también se ha apuntado su hermano, Diego Sáenz, ya que los tres son unos fiebres.

“Al puro principio prácticamente íbamos a San Rafael de Heredia todas las noches de día de por medio. Llegábamos como a las siete de la noche y salíamos de ahí como las cuatro de la mañana matando fiebre”, destacó.

De acuerdo con Gabriel, ahora no son tan fiebres sin embargo, siguen haciendo rides a Sarapiquí donde se quitan las ganas.

Sustote

Gabriel aseguró que en enero del 2019, su tata, su hermano y él se llevaron un sustote durante un paseo a Sarapiquí.

“Ese es un paseo muy extremo, cuando íbamos por la mitad de la noche nos quedamos pegados, entonces usamos el winch (la máquina que enrolla un cable), lo amarramos a un árbol pero no nos funcionó, fue algo desesperante, no sabíamos qué hacer hasta que llegó otro grupo y nos ayudó a sacar el carro”, detalló.

“Por dicha no nos hemos volcado, esperamos que nunca pase porque debe ser algo bastante feo”, continuó.

Una de las ventajas que tiene esta nave, según su dueño, es que es muy agradecido ya que después de chanearlo le han metido muy poca plata, pues prácticamente solo le hacen cambios de aceite y le meten gasofia.

Si usted se está preguntando si el Lagarto está en venta, le tenemos malas noticias, ya que para los Sáenz es u orgullo y no les ha pasado por la mente separarse de su chuzo consentido.

Bryan Castillo

Periodista

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