Las leonas mordieron fuerte en primer partido de la final femenina ante Sporting

Toda la calidad, talento y lujo de las leonas se conjugó en las que saben para darle la victoria 3-1a Alajuelense en el primer partido de la final ante Sporting e irse con la ventaja para el próximo domingo.

Un jugadón entre Mia Corbin, Natalia Mills y Shirley Cruz acabó en la acción que marcó el 2-1, a los 71 minutos, cuando el empate a uno ya empezaba a incomodar. A los 90 cayó el tanto de la gringa que puede representar la acción que marque la gran diferencia en esta serie.

Esta final fue diferente a las otras en que le faltó el color y sabor en las gradas, a aquellos llenazos de otras finales ni siquiera se acercaron. Las 2.200 personas que llegaron al Morera Soto es una asistencia muy tibia, lejísimos de lo que se espera en una serie en disputa por el título.

Vaya usted a saber porqué ya ni a las chineadas de la afición van a ver en momentos importantes, pero sobre cualquier cosa, a las locales les tocaba salir a hacer lo suyo.

Desde el inicio del partido fueron las leonas las que llevaron la iniciativa y pudieron acabar el primer tiempo con dos o tres goles, pero la puntería falló reiteradamente ante un rival que lucía un poco errático.

Eso sí, la primera pelada del partido fue del árbitro Róger Vindas, quien apenas a los seis minutos pitó un penal inexistente contra Sporting. Según él, a Diana Sáenz le pegó la pecosa en el brazo cuando en la repetición de la jugada se vio claramente que le dio en el muslo.

No era para menos, el señalamiento puso chivísimas a las josefinas y a su cuerpo técnico, pero de nada valía reclamar con la decisión tomada. Sin embargo, apareció la justicia divina cuando Kenya Rangel falló desde los once pasos. Le dio muy mal a la pelota y la mandó a la derecha del marco de Sporting.

Ahora eran las manudas las que tenían que dar vuelta a la página del fallo y seguir insistiendo, pues en su casa estaban obligadas a llevarse alguna ventaja para el partido de vuelta, programado para la próxima semana en el estadio Ernesto Rohrmoser en Pavas.

La alegría llegó rápido; a los 14 minutos Viviana Chinchilla abrió el marcador luego de un jugadón de Mia Corbin, quien en el área protegió de gran manera el esférico, hizo un giro con el que se quitó tres rivales y se la puso a Vivi para que definiera de zurda con un remate colocado al primer palo.

Las rojinegras presionaban por más, eran las que mandaban en el partido; Sporting estaba lejos del equipo que dominó la primera ronda y controló la mayoría de los juegos. Por eso las leonas tenían que aprovechar.

Dados los hechos, la igualada de las josefinas cayó como un baldazo de agua fría para los pocos fiebres en la Catedral. Una jugada de táctica fija en la que se conjugó coordinación albinegra y error erizo.

Cristin Granados la tiró al primer palo, Gabriela Guillén rechazó de manera corta de cabeza y, en el aire, la capitana Karol Sánchez la pescó para meter un jupazo al que no le pudo llegar Noelia Bermúdez.

Para el segundo tiempo la cosa se apretó más. Sporting creció mucho, se pellizcó y también salió a buscar la victoria lo que derivó en un partido con opciones en ambas áreas.

Las leonas con Mia Corbin en un papel más de generadora de opciones que finalizadora apretaba. En ese aspecto a la estadounidense hay que reconocerle el impacto que tiene en el juego.

Dos tuvo Shirley Cruz antes de poner el 2-1; una al palo al 51, luego de que bajó la pecosa de manera magistral con izquierda y la pegó con derecha.

Otra al 59, en la que aprovechó una confusión de la zaga de Sporting, se metió entre una zaguera y la arquera Daniela Solera y la volvió a pegar en el vertical izquierdo de la portera, quien luego logró sacar la pecosa de la línea cuando estaba por entrar.

Del lado de Sporting fue Granados quien probó dos veces seguidas a Noelia, en ambas ganó la meta local; primero, metiendo una mano ante un remate arriba al 64 y la segunda, dos minutos después a la zurda de la guardameta.

Alguna tenía que meter la capi y como lo contamos fue en una jugada de puro lujo, en la que la 10 mató para arrancar la dicha de los fiebres en la Catedral y dejar un pasito adelante a las leonas del tetracampeonato, aunque está más que claro, que aún queda mucho por jugar.