Qué dicha que le iluminaron la mente a Juan Carlos Rojas, presidente del Saprissa, y recapacitó sobre lo dicho en el programa 120 minutos, de radio Monumental, la mañana de este lunes. En la emisora dijo que prohibiría el ingreso al estadio a los 15 antisociales detenidos por la Fuerza Pública en los desmadres del domingo durante el clásico.
Afortunadamente, horas después el club tibaseño envió un comunicado en el que veta el ingreso de estos indeseables y su espacio en la gradería será utilizado para darle un giro familiar. Aplaudo la decisión que era urgente.
Qué bueno que al moradito por fin lo avergonzaron las imágenes que salieron del estadio morado hacia el mundo.
De esta tierra de paz con la que rajamos brotaron, gracias a la Ultra, rostros ensangrentados, pachucos agrediendo a oficiales, lanzándolos por las gradas, madrazos, padres escapando con sus hijos de esa zona de guerra.
El ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, y su equipo, deben revisar el trato que les dan a esos gamberros, porque aún queda la Doce en la Liga Deportiva Alajuelense. Ojalá que Fernando Ocampo siga los pasos del Saprissa.
Una institución centenaria como la rojinegra, que se jacta de tener un estadio familiar, también debe recapacitar porque hoy la barra está relativamente controlada, pero en cualquier momento y por el mínimo control que le quieran hacer se desbocan.
Mis felicitaciones al Saprissa por haber respondido al clamor del ¡fuera, fuera! que salió de las entrañas de los aficionados decentes. Ya la Ultra quedó fuera, falta la Doce.