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Periodista deportivo da duro testimonio de alcoholismo

El periodista deportivo Guillermo Antonio Ulate tiene un año sobrio

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Un duro testimonio de alcoholismo en el que el periodista Guillermo Antonio Ulate cuenta que el diablo lo guiaba hacia el mal y donde se tomaba entre tres y cuatro litros de Cacique por día pone al descubierto, una vez más, el flagelo del licor en la sociedad.

El reconocido periodista de radio y televisión contó que estuvo cinco años en una condición deplorable, pero que pudo hacerle frente a las obligaciones pese a lo mal que se encontraba.

Guillermo Antonio Ulate, periodista deporitvo

Ulate contó que su esposa lo dejó, que perdió trabajos y que vivió en un albergue del que apenas el mes pasado pudo salir. Contó que su hija le dijo que el 17 de mayo cumplió un año de estar sobrio, luego de cinco años muy hundido y de 42 años bebiendo.

El periodista tocó fondo en la casa de su mamá, pero allí mismo tomó la decisión de no beber más y pasó cuatro días, “donde casi me muero, pero no me morí y aquí estoy bien ahora”, dijo el panelista de Fútbol sin Censura y quien tiene un programa en Facebook llamado Debate con Memo Ulate entre otros.

“Yo era como el número 10 del demonio y con el gafete de capitán y todo, es la vida ingobernable que se lleva y que en mi caso se llegó a concretar en aquel cuarto de la casa de mamá.

“Ahí tomé decisiones demoníacas, hice series, jugadas de pared, goles de chilena, fui goleador pero con la camiseta diez del equipo del enemigo. Ese fue el peor momento de mi vida, totalmente atrapado y capturado por el alcoholismo”, expresó el comunicador.

“Esas medianoches fueron de película de terror, que todavía me llegan como por chispazos mentales de lo que yo hacía, un verdadero desastre rodeado de botellas de guaro por todo lado y con el uso interminable del celular y las redes sociales como medios para organizar las tomatingas”.

Memo quiere que su testimonio lo oigan las personas que están atrapadas en el licor o tienen familiares o conocidos para que le puedan decir que sí se puede salir de ese abismo, pero que la decisión es personal.

Guillermo Antonio Ulate, periodista deporitvo

“Con solo una persona a la que le pueda llegar, la misión está cumplida. Uno puede salir y sé que la idea de estos reportajes es esa, que mi testimonio sirva a los demás”.

Tocó fondo

Ulate contó que se tomaba tres o cuatro litros de guaro por día, que se acostaba con mujeres y que en la noche llegaba como el más “carebarro” y sinvergüenza” a acostarse a la par de su mujer.

“Uno no se da cuenta, el guaro es como un monstruo que lo va devorando poco a poco y uno empieza de manera normal, como empieza todo el mundo. La primera cerveza que me tomé me supo tan fea y me pregunté, ‘¿cómo es posible que la gente tome esto?’, pero luego llega la costumbre y luego no es tan feo y uno va poco a poco. Empecé en el colegio”, expresó Ulate.

Sin embargo, tras 42 años de tomar, los cinco años del 2018 a 2022 fueron donde Ulate perdió el control y estuvo hundido, hasta que llegaron esos cuatro días de abstinencia, donde había dos caminos, se curaba o se moría.

Guillermo Antonio Ulate, periodista deporitvo

“Cuando decidí que no podía más llego esa batalla de cuatro días y la gané. Me tiraba al piso, temblaba, lloraba, vomitaba todos los días y antes de eso lo resolvía todo tomando guaro, pero esa vez no. Lo soporté todo, me dije, ‘o me curo o me muero’ y cuando llegó el cuarto día, todo se disipó, como que salió el demonio que me decía ‘tome guaro’. Pero es una decisión que hay que tomar con huevos y me disculpan la palabra, pero es así. Si usted está metido en el licor y se quiere salvar tiene que tomar la decisión usted”.

En ese proceso de desintoxicación, Ulate está seguro que no volverá a ingerir licor, estuvo viviendo en un albergue donde lo ayudaron mucho.

Según Ulate, Una de las factores que hace más daño al alcohólico es “hacerse el maje.

“Uno no se da cuenta de la transformación que uno sufre en la vida profesional y en la vida cotidiana, en lo causal. Es un cóctel, una fórmula mortal que me llegó, yo vivía en un escenario donde yo era la estrella, según yo, por el rol público que uno tenía, por tener exposición y obviamente me gustaba el licor, esa combinación es tremenda si uno no lo sabe controlar”.

“Uno vive un mudo ficticio, artificial y en algún momento uno se hace el maje, pero es porque le gusta. Yo me desconectaba, me quedaba dormido, amanecía en la cama junto a mi esposa y no me acordaba de algunas cosas que habían ocurrido la noche anterior. Así manejaba el carro y al otro veía un litro de Cacique en la mañana y decía, ‘vamos a empezar bien el día’”.

Pese a todos los problemas, Ulate dijo que nunca le faltó el dinero para responder a su familia, estuvo presente en las fechas importantes de sus hijos, nunca estuvo en la indigencia.

“No llegué a ese punto, pero iba para eso. Los borrachos van a caer al mismo hueco, por diferentes vías, unos van en un Ferrari, otros en bus, pero se dirigen a la misma dirección. Estaba hundido en el licor, pero no llegué a esas profundidades”.

Hoy Memo encontró a Dios y está dispuesto a ser un instrumento para brindar su testimonio y poder salvar a otros que andan parecido. Quiere recuperar a su esposa y ayudar a quien se deje a enrumbar por el buen camino.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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