Hay que ser buenos perdedores y reconocer al mejor equipo del torneo.
Del Herediano escribí todo el campeonato, lo bueno, lo malo, así que toca reconocerle al campeón en esta columna.
Los morados se quitaron doce o más puntos de desventaja respecto al Team, superaron lesiones, expulsiones y se lograron quedar con el liderato, medio título en muchos casos, más si el cierre es en la Cueva.
Lograron mantener el camerino unido, comunión con su afición, creyeron más que el resto.
Su dirigencia logró mantener cabeza fría en el inicio irregular, demostraron madurez y el resultado les da la razón.
A su cuerpo técnico lo cuestionaron y creo que aún hoy Vladimir Quesada no es suficientemente valorado por todos, es un histórico. Un tipo que, tras el título guardó silencio, le dejó el protagonismo a sus muchachos.
Vladimir es un líder, en el camerino lo quieren, saben su valor, lo demostraron en la cancha.
Fueron los mejores en las dos fases y se dejaron el título de manera inapelable. Les expulsaron tres jugadores en la ida y no hubo problema, los sustitutos estaban listos y en buen nivel.
Ahora, el resto de equipos tienen que intentar superar a un Saprissa que se ve muy sólido, son una organización fuerte y así lo refleja el equipo torneo a torneo.
Tienen hambre de seguir haciendo historia, quieren igualar y superar al Saprissa de los setenta que lograron un hexacampeonato.
Lo demostraron el domingo, en donde borraron a su rival de la cancha, la Cueva pesó nuevamente, un terreno de juego en el que en los últimos años solo mi amado Team logró salir campeón. Fue hace poco, pero se ve muy lejano.
Ya el Herediano inició con movimientos en el plantel; salidas y llegadas de técnico y jugadores, pero sobre eso escribiré en otras columnas, en esta tocaba reconocer al campeón, a su cuerpo técnico, jugadores, dirigentes y afición del Saprissa.
¡Felicidades morados!