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Un pepino de Miguel Marín subió a Sporting a primera división

Cuadro paveño derrotó por la mínima a Juventud Escazuceña y es el nuevo inquilino de la máxima categoría

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Este martes en la conferencia de prensa del estado de situación del COVID-19 Pavas recibió malas noticias, lo metieron en alerta naranja y fue señalado como un distrito con posible foco de transmisión comunitaria.

Tres horas después del regaño, el fútbol le dio buenas nuevas al distrito, luego de que el equipo del barrio, Sporting FC derrotara 1-0 a Juventud Escazuceña y se convirtiera en el nuevo inquilino de la primera división, el 50 en la historia del fútbol tico.

La cuarta mejenga entre brujos y josefinos fue idéntica a los partidos anteriores, son dos equipos que se conocen tanto que casi no hubo sorpresas.

En duelos como estos y con un ascenso de por medio, el asunto se limita casi a esperar un error del rival, una pifia o alguna distracción de cualquier futbolista o hasta del propio árbitro Bryan Cruz.

Una chispazo, una genialidad, como el tiro libre que cobró Miguel Marín al minuto 76 es lo que podía marcar la diferencia y cumplir un sueño de cuatro años a Sporting.

La cosa fue como de película, Marín empezó la mejenga en banca y a las 75 minutos, cuando se pitó el tiro libre a favor de los josefinos, Miguel estaba esperando en media cancha el permiso para ingresar seguro de lo que iba a hacer, a cambiar la historia del partido.

Cuando Cruz autorizó la variante, el hombre entró soplado, se fue de una vez adonde estaban sus compañeros y tomó el balón, al que, con un toque preciso y precioso, mandó al fondo del marco del portero Minor Álvarez.

Para meterle más dramatismo, la pecosa primero pegó en el palo y después tocó la redes, un gol que volvió loco a los blanquinegros y fue un mazazo para el rival que se quedó sin respuesta.

Fue la primera bola que Migue tocó y desde que pateó el hombre salió corriendo a celebrar, estaba tan seguro que la pecosa iba para adentro que ni siquiera se quedó esperando a ver qué pasaba.

En un minuto, Miguel cambió el partido como lo decíamos, como se esperaba, con un chispazo que sirvió para que el exjugador de Limón, Guadalupe y la U entre otros clubes, se vistiera de héroe.

Se requirió de mucha frialdad y concentración para hacer algo así, posiblemente iba a ser la única oportunidad que quedaba y había que aprovecharla, no había más allá.

Terminado el partido, el jugador reconoció que se sentía con muchísima confianza, pero aún no creía lo que acababa de hacer, necesitaba ver la repetición para ver su golazo y creerlo.

“Los compañeros me dieron mucha confianza, me dijeron, ‘vaya, vaya, vaya péguela’ y gracias a Dios entró esa bola, tengo que ver la repetición para ver a por dónde entró. Estoy muy feliz de volver a la primera división, no me ha ido muy bien últimamente en el fútbol, pero el deporte da revanchas y esta es una de ellas”, aseguró a los medios de comunicación acabado el juego.

Antes que finalizara la mejenga casi, casi, se jala otro pepino, un remate que pegó desde media cancha cuando vio salido a Álvarez, se hubiera jalado un gol más espectacular que el primero.

“Hay un grupo de compañeros con mucha energía por llegar a la primera división, queremos darle esa alegría y que sientan lo que es bonito, ahora queda celebrar y trabajar para lo que se viene que será muy duro”, destacó.

Héroe paveño

No exageramos al decir que lo vivido por Miguel tiene elementos de película de Hollywood, ya que el héroe de esta historia es hijo del distrito josefino.

Miguel, hermano menor del también jugador Erick Marín, se crió a unas cuantas callas del estadio Ernesto Rohrmorser, estuche que queda en el puro corazón de Pavas y que es casa de los ascendidos.

Casualmente el jugador dedicó el triunfo a sus papás e hijos, paveños de corazón.

Las circunstancias de la pandemia obligaron a que no se pudiera jugar en ese estadio, sino en un vacío Jorge “Cuty” Monge en Desamparados y que todos vieran su golazo por televisión.

Desde hace tres años, el club juega en el Ernesto Rohrmorser y se identifica orgullosamente como paveño, tal como lo es el héroe de la final.

“El proyecto de Sporting es algo diferente, no es solo ascender a la primera división y ya, tiene detrás un proyecto social grandísimo establecido en Pavas, se le está ayudando a mucha gente, se estableció un plan de equidad, por eso se tiene el equipo femenino y se crearon divisiones menores.

“Acá hay chicos que tienen mucho talento y nunca han tenido la oportunidad de salir de esa zona tan difícil y que por medio del fútbol están encontrando una salida a cosas no tan positivas, lo mismo hacen las escuelas de fútbol, el plan social va de la mano del deportivo, lo que nos fortalece más”, dijo el técnico Rándall Row a La Teja a principios de mes, previo a las finales.

Es curioso que el fútbol de la primera división haya pasado diez años lejos del cantón más poblado del país (342.188 habitantes), según el censo nacional del 2011, racha que acabó Sporting este martes.

Gran sufrida

Para llegar a semejante alegría, también fue necesario sufrir, no solamente en los cuatro años que le tomó al equipo ascender a la máxima categoría, sino en las series finales y en la mejenga de este martes.

Antes del pepinazo de tiro libre de Marín, Minor Álvarez lo intentó por la misma vía con un remate que se fue por muy poco, muestra que el marcador peligraba que se abriera por esa vía.

A los josefinos se les paró el corazón cuando Reiby Smith anotó para Escazuceña a los 62 minutos después de una confusa jugada que no quedó claro por qué la anuló Cruz.

El duelo se mantenía parejito hasta que apareció el golazo de Miguel Marín.

Sporting logró ahuyentar el fantasma que significó perder la final del Clausura ante los brujos, lo que obligó a jugar dos partidos más para conocer al ascendido.

Ordenada premiación

Otro detalle curioso fue la premiación, algo que muchos se preguntaban cómo sería por el tema de la pandemia, detalle que fue bastante llamativo.

A los jugadores de ambos equipos los fueron llamando uno a uno para recoger sus medallas y cuando llegó el turno para el campeón había un cuadrito donde se tenía que parar cada uno y así guardar la distancia.

Los celulares fueron los cómplices para que los jugadores pudieran desahogar su felicidad, dado que no era posible abrazar al compañero en un momento de tanta alegría.

Cuando le dieron el trofeo al capitán Bryan Vega, a quien ubicaron al frente del grupo, cada jugador tuvo que brincar y celebrar solo, con la medalla en mano y alzando los brazos.

Solamente el técnico Rándall Row fue a alzar el trofeo junto al capitán y después volvió a su espacio, otro punto en el que Sporting demostró disciplina y orden para decir que es un merecido campeón.

En el puro corazón de San José, del pueblo donde han nacido ídolos como Shirley Cruz, de ahí llegó el nuevo inquilino de la máxima categoría.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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