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Video: El fútbol perdió en Puntarenas más allá del agónico empate en la cancha

Guanacasteca empató en una noche de vergüenza por lo sucedido en las gradas y cancha

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El fútbol perdió este miércoles en el estadio Lito Pérez, es una de esas noches que avergüenzan al balompié nacional y en la que no se salvó nadie, ni afición, jugadores, entrenadores y ni siquiera dirigentes.

Lo que debió ser la crónica para destacar un empate agónico entre Guanacasteca y Puntarenas con el gol de Daniel Castrillo, a los 14 minutos y de Krisler Villalobos a los 93, terminó siendo un bochorno que empezó en las graderías en el primer tiempo y acabó en el segundo tiempo en la cancha.

El punto le sirve a la ADG para irse cuatro puntos arriba de la tabla general a Guadalupe (33 a 29), pero el mantener la categoría jamás justificaba estos espectáculos.

La cosa fue así: a los 35 minutos, el árbitro Adrián Chinchilla paró el juego por los insultos homofóbicos que salían desde las gradas del estadio Lito Pérez cada vez que el portero mexicano de Guanacasteca, Antonio Torres, hacía un saque de puerta. Como si fuera en México, los aficionados le gritaba al azteca: “eeeee, puuuuutttt....”.

En dos ocasiones, en los altoparlantes del estadio le pidieron a los fiebres que dejaran de hacerlo, pero continuaron, por lo que en la tercera ocasión el silbatero aplicó el reglamento, que dice que en estos casos se suspende el partido por cinco minutos.

A los 40 se reanudó el juego con la advertencia de que si sucedía una vez más, el partido se detendría de nuevo, pero para desalojar a todos los aficionados y continuar el encuentro sin público.

Ni la advertencia pesó, porque a los 55 minutos le llovieron insultos racistas a Steven Williams, el pampero fue a denunciarlo con el comisario del partido y, otra vez, frenaron el partido.

Los porteños acusaban que Williams los provocó, en las tomas de Tigo Sports se nota cómo el atacante hace unas señas con sus dedos, echándoles en cara que les iban ganando y que si le decían algo, los echaban.

Chinchilla mandó a los equipos a los camerinos y cuando estaban cruzando la cancha, Geiner Segura le metió un empujón a Horacio Esquivel, a quien acusaron de hacerle una seña obsena a la afición.

La presidenta de Puntarenas, Silvia Bolaños, decía que no había que suspender porque los insultos del primer tiempo eran por homofobia y los del segundo tiempo por racismo, que eran cosas diferentes... hasta dio pena ajena oír semejante cosa.

Al final todo mundo se olvidó de las broncas y siguieron como si nada, el fútbol ya fue lo de menos, de este bañazo no se salvó nadie.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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