Farándula

Actriz transgénero cuenta las congojas que pasó para conocer a Mónica Naranjo

Jimena Franco tuvo el privilegio de asistir a la cena de despedida de la cantante españaola

EscucharEscuchar

Combos de hamburguesas y tacos, olor a empanadas, confusión de horas, tacones sin tapillas y 40 minutos de retraso a una cena muy caché forman parte de la gran anécdota que vivió la actriz transgénero Jimena Franco para conocer a la cantante Mónica Naranjo.

Franco, protagonista de la película “Abrázame como antes”, del cineasta Jurgen Ureña, formó parte de un selecto grupo de 12 personas que fueron a la cena de despedida de la artista española.

La solista dejó Costa Rica este miércoles, luego de estar aquí desde el 20 de junio. Vino como invitada a la marcha de la Diversidad, que se llevó a cabo en San José el domingo 23.

El convivio con Mónica al que fue Jimena se realizó este martes 25 de junio en Rohrmoser, en la casa de Cristina Pérez, embajadora de España en Costa Rica.

–¿Cómo se dio la oportunidad de ir a la cena?

Recibí un par de correos con dos invitaciones para compartir con Mónica. Una era para una cena que tuvo el viernes pasado en Pop Pop, pero no llegué a tiempo. La otra era la cena en la casa de la embajadora.

–¿Por qué no pudo llegar a la invitación en Pop Pop?

Ese día se me ocurrió inventar un combo en la soda que tengo con mi hermana y fue una locura. El teléfono no paraba de sonar, todo el mundo se volvió loco y era cocinar y cocinar. Yo les decía que me tenía que ir, pero tampoco podía dejarlos con todo aquel alboroto.

–¿Y entonces que hizo?

Ni sé a qué hora de la noche se acabó todo lo que había comprado. Salí soplada y me devolví para bañarme en perfume para no llegar con olor a empanadas, pero cuando llegué a Pop Pop, por una puerta entré yo y por la otra salió Mónica. No la vi.

–Sé que estamos hablando de Mónica, pero me da curiosidad: ¿qué tienen los combos de la soda que fueron un éxito?

La soda está en Zetillal (Ipís), se llama Zona parrillera y el combo tiene cuatro hamburguesas, dos tacos, papas fritas y cuesta ¢5.600.

–¿Y cómo le fue en la cena en la casa de la embajadora?

La invitación decía que era las 19:30 p.m. y de sorompa, como una no está acostumbrada a dar las horas así, pensé que era a las 8:30 p.m. Cuando llega mi hermano y me dice que qué estaba haciendo ahí sentada. Le dijo que estaba haciendo tiempo y me dice: ‘la cena es a las 7:30, no 8:30’. Ya eran las 7:30 y yo en mi casa. Me metí en el carro como loca y de camino me doy cuenta que iba con unos zapatos que nada que ver.

–¿Qué hizo con los zapatos?

En el carro siempre ando de todo y me encontré unos tacones y me los puse. Lo que no me acordaba es que eran los de Tomasita, el personaje que hice en el teatro y que no tenían tapillas para que en las tablas del teatro sonaran más.

Me di cuenta que andaba sin tapillas hasta que entré a aquella casota y cuando di los primeros pasos comenzó a sonar. De la congoja con la sonadera de los zapatos intentaba caminar de puntillas o brincaba de alfombra a alfombra (ríe a carcajadas).

–Usted iba retarde, ¿qué dijo cuando llegó?

¡Diay!, ¿qué iba a decir?, la verdad. Dije que había confundido la hora y entonces todos comenzaron a contar anécdotas de cuando les había pasado lo mismo. Cuando llegué Mónica se levantó y me recibió. Llegué cuarenta minutos tarde, pero no había empezado la cena, estaban dando bocadillos.

–¿Que impresión le dejó Mónica Naranjo?

La que le dejó a toda Costa Rica. Es un ser especial, una mujer que impacta, llena de amor. Me contó que había ido a las cataratas de la Paz y que ese había sido un momento muy especial porque le gusta estar en contacto con la naturaleza porque es la forma en la que recarga energía.

–¿Hablaron de la experiencia que tuvo ella por ser la madrina de la marcha de la Diversidad?

Contó que fue la primera marcha en la que participó, que la habían invitado a muchas, pero no creía que fuera necesario, pero cuando leyó lo que había dicho Fabricio (Alvarado) acerca de los homosexuales consideró que sí era necesario. Dijo que para ella el amor viene del alma, del corazón y no del sexo.

–Y a todo esto, ¿cómo estuvo la cena?

Espectacular, lo que pasa es que como uno está acostumbrado a comer gallo pinto, huevo y salchichón me quedé como en blanco. Me preguntaba: ¿en qué momento llegué aquí? Además, había un montón de cucharas y cuchillos y no sabía cuál tenía que usar. Entonces usé el viejo truco: esperaba a ver qué hacían los demás para repetirlo como una mona.

Ileana Vargas

Periodista de espectáculos con 10 años de laborar en Grupo Nación.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.