Cristian Vargas logró papel protagónico por pura casualidad

Cristian Vargas está bañado en leche, ya que se convirtió en el protagonista de la película “Polos Opuestos” por pura chiripa.

Vargas,  de 37 años, se  gana la  vida pegando cerámica y haciendo otros  trabajos de construcción.

Este  vecino de  La Capri, de San Miguel de Desamparados  también es rapero y habló  con La Teja acerca de  cómo  se convirtió en  actor de la noche a la mañana.

Él  interpreta  Francisco, un  muchacho de procedencia humilde que se  enamora de una joven de mucho caché y que es encarnada por la  guapa modelo Diana Ibarra.

–¿Cómo  obtuvo el papel protagónico?

–La  producción me pidió  que cantara el tema  principal  que es un rap. Como  soy tan charlatán me dijeron que si quería  hacer un papel secundario y  yo dije que sí.  Tenía que hacer a Leo, hice  dos tomas, y después me  preguntaron que si quería hacer el papel principal y acepté.

–¿Cómo  le fue a la hora de aprenderse el guion?

–El guion lo leía una vez y de una  lo hacíamos, como que me lo absorbía. Además improvisaba bastante, seguro por lo de la música y por lo de los videos que he hecho, así que no me costó mucho.

–¿Qué  fue lo que más le costó de la grabación?

–(Risas) Cuando me equivocaba decía:¡Corte!, y todos los de la producción gritaban: ¡Usted no diga corte!¡No diga corte! Hasta el final le agarré el  toque y no lo decía más.

–¿Le pasó  algún pacho a la  hora de hacer el personaje de  Francisco?

–De  principio a fin  fue muy divertido, porque el personaje es divertido. Para una escena Francisco tenía que cortarse la chiva (barba) para cambiar de  look e impresionar al personaje de Diana. Hay escenas en las que los compas me persiguen por todo lado hasta en el techo de un  carro, eso fue muy divertido y real.

–¿Ya  vio la película completa?

–No, la quiero ver  en el cine con toda la familia. Vamos a  verla juntos el día del estreno, el próximo 27 de julio.

–¿Cómo  le fue con la escena del  beso con Diana Ibarra?

–No costó,  ya que fue espontáneo. Además no es como la gente se lo imagina de que uno siente emoción como cuando da un beso de verdad, porque es muy incómodo. Además, la producción le dice a uno: Deje la  boca así o haga esto o lo otro.Pero en lo que estoy pensando es mi  hija, eso va  a estar rudo, con mi esposa no hay problema.

–¿Qué le han dicho los vecinos por ser el protagonista de una película?

–No entiendo a la gente, porque uno es el mismo. A la gente que le caía bien ahora le caigo más  bien, pero a los que le caía mal, ahora les caigo más mal. Uno sigue siendo el mismo humilde de siempre porque  sé que como  el humo puede estar en un segundo arriba también puede caer rápido como un coco.