Farándula

Mónica Naranjo tras su divorcio: “Me quedé muerta de la cintura para abajo”

Cantante estrena programa donde habla a calzón quitado sobre el sexo

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“Es un programa precioso, sano, divertido, en el que intentamos introducir el sexo en los hogares, de forma constructiva y bonita, con información”, así define la cantante Mónica Naranjo su nuevo espacio “Mónica y el Sexo”, que inició el viernes pasado en Cadena Cuatro de España.

Naranjo viaja por diferentes países conociendo todo lo que rodea al sexo. Japón, México, Brasil y Estados Unidos son algunas de las paradas que ya ha realizado.

Ella, que además de ser la estrella del formato es la coproductora, no está sola ya que cada semana la acompaña un famoso que también revelará sus confidencias sexuales. La producción contará con un formato de ocho episodios en forma de documental.

La acompañan en todo el recorrido Ana Joven y Miguel Bosch, directores y guionistas de “Mónica y el sexo”, que viven con ella todas las aventuras.

“Para mí, el sexo es algo natural y bonito. Mis padres son muy jóvenes y han sido muy abiertos siempre a la hora de hablar de sexualidad”, contó Mónica.

La solista habla con todo tipo de expertos sobre el tema y experimenta ella misma con juguetes, productos y técnicas sexuales para tener mayor criterio.

Naranjo irá contando una a una las experiencias que vive en los país que visita. Fue justo en uno de esos viajes que la guapa reveló cómo le fue con la viagra femenina y qué le sucedió al entrar en una aplicación de citas.

“Como una burraca me puse! ¡Qué horror! Y qué efectivo...”, reveló acerca del viagra natural que tomó durante su visita en Brasil.

La artista cuenta en el espacio que ha acariciado el cuerpo de otras mujeres, que se enamoró de Ana Milán cuando la conoció y que pudo haberse acostado con ella y hasta enseñará, como pocas veces se ha hecho en tele, la verdadera función de los juguetes sexuales.

"Pensamos que lo sabemos todo sobre sexo, pero cuando empiezas a indagar y ha hablar con personas, intercambiar experiencias, hablar con sexólogos, con especialistas... te das cuenta de que te queda un sinfín de cosas por aprender y experimentar”, explica Naranjo.

La famosa cree que se habla poco de sexo y que se habla en lugares restringidos, algo que para ella debe cambiar.

"Es una cuestión cultural y educacional, espero que con este programa la gente empiece a hablar más de sexo, a desinhibirse. Sobre todo nosotras, que solemos ser las que más callamos y las que utilizamos las reuniones de amigas para poder contar algunas cositas”, dijo.

Del programa, donde ella vive las cosas de manera natural, directa y sin tapujos, saca dos importantes conclusiones: “Hay que empezar por la autocomplacencia, saber qué nos gusta, conocernos y reconocernos” y que “es de vital importancia reír, cuando se practica el sexo, antes y después”.

La cantante, de 45 años, confesó que vivió el dolor de su divorcio a pocas semanas de comenzar a grabar.

La famosa estuvo casada por 16 años y confesó que sabía que su relación estaba dormida, pero jamás imaginó que estaba tan mal como para que su pareja decidiera pedir la separación definitiva.

"Para mí, (la ruptura) fue algo tan inesperado que no supe reaccionar. El programa ya lo teníamos en marcha y a los tres meses, después de la separación, me llamaron para decirme que nos íbamos a Japón. Di gracias a Dios, porque a partir de ahí ya iba a empezar a no pensar tanto. Lo que nunca pude imaginar es que iba a vivir la gran aventura de mi vida”, relata la artista.

“Hay un shock tremendo. Tras la ruptura, me quedé muerta de cintura para abajo. Yo ahora estoy sin la libido, no siento nada”, confesó en una de las promos.

De entre las experiencias sexuales que conoció grabando el formato hay una que le llamó más la atención: dar una patada en los testículos a un hombre que le satisface esa preferencia sexual tan dolorosa.

“Es terrible, me costó mucho. Me dolió hasta a mí. Y luego comprobé que no tenía truco y que tenía una erección, porque le toqué. Llevaba unas muñequeras con el número de patadas recibidas y en una llevaba ya 2000 y en la otra mil y pico. Le quedaban 700 para llegar al récord Guinness. Le gustaban las patadas en los cojones. Me dio hasta las gracias", rememora Mónica Naranjo.

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