“Soy muy amargada, nada me gusta y sé que no estoy bien”

“A veces quisiera sentirme como una persona feliz y no ser tan complicada, pero yo soy muy amargada, nada me gusta y sé que no estoy bien, que debo hacer cambios. Tampoco soy de las que se compromete o terminan lo que empiezan y eso me ha traído muchos problemas”.

1. Es bueno hacerse este tipo de cuestionamientos y ponerse frente a la posibilidad de mejorar. Cuando se logra identificar que se camina con procesos de insatisfacción, esto hace que la reflexión se oriente al desarrollo de metas y objetivos personales que pueden reconfigurar la vida.

2. Pero también se debe desarrollar una acción consciente, porque vivir bajo el esquema de: “quiero un cambio, pero no me gusta”, “quiero un cambio, pero no me comprometo” o “quiero un cambio, pero todo lo dejo tirado”, es como girar sobre la frustración, alimentarla, sostenerla y hacerla crecer sin ningún resultado. Todo proceso de transformación necesita identificar y reconocer lo que se desea cambiar y luego hay que pasar a las acciones con compromiso y tenacidad.

3. Es de vital importancia evaluar si hay algo más de fondo porque de pronto hay personas que muchas veces caminan con unos matices nostálgicos, depresivos, ansiosos o han pasado por situaciones muy complejas que les han minado la confianza en sí mismos y han desarrollado motivaciones muy frágiles. Podría ser que eventualmente haya elementos de su historia de vida que deban revisarse y trabajarse para nutrir la posibilidad de cambio desde una posición nueva.

4. Cuando el tiempo pasa y no pasa nada, aunque se quiera profundamente una posibilidad de desarrollo, es de urgente detenerse y reconocer que tal vez el problema tenga raíces más profundas, de ahí la importancia de buscar procesos de apoyo para el desarrollo de una salud emocional. Así que haga su autoanálisis, pero no tiene que enfrentar esto sola.