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Artesana brasileña sorprende al mundo con los “bebés” que fabrica

Ana Paula Guimaraes hace unos muñecos que le piden incluso de Europa y Australia, cada uno es una obra de arte

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El taller de la artesana brasileña Ana Paula Guimaraes causa una enorme sorpresa. En un sofá está sentado lo que es, a simple vista, un bebé y otros “duermen” en cunas.

La artista pone todo claro. “No sólo hago muñecos, hago realidad sueños”; los que parecen ser niños recién nacidos salen de sus manos y su talento.

Mientras habla, Ana Paula sostiene en una mano una cabeza de bebé a la que le termina de colorear de rojo claro los labios con un pincel.

Son los llamados “bebés reborn”, un arte que consiste en crear muñecos con tanta precisión de detalles que parecen de carne y hueso.

En su taller en Contagem, en el estado de Minas Gerais (sureste del país), la semejanza de esas “criaturas”, que aparentan tener entre pocos días y 2 años, con la realidad es asombrosa.

El cuerpo está hecho de tejido, la cabeza y las extremidades son de hule y el pelo está confeccionado con piel de oveja e implantado “hilo a hilo”.

Para las pestañas y las uñas son usados varios tipos de pintura. A algunos se les marcan levemente las venas y hasta las manchas de nacimiento.

“Lo más difícil es lograr el realismo en los tonos de piel, porque hay más de veinte colores que usamos para dar ese realismo, y también el implante de cabello es una parte muy laboriosa y puede ser la más difícil”, asegura.

Los clientes pueden escoger el color de los ojos, del pelo y de la piel, así como la forma de la cara.

De la Segunda Guerra Mundial

Guimaraes, que siempre ha trabajado como artesana, lleva desde 2008 creando “bebés reborn (renacidos)”. Ya ha hecho más de mil.

Tarda un promedio de siete días para elaborarlos, y luego los vende por hasta 7.000 reales (830.000 colones) a clientes sobre todo brasileños, pero también de países como Portugal, Estados Unidos, Francia o Australia.

“Primero vi a una chica que los hacía en la televisión y me encantó. También quise empezar a hacerlos, ya que trabajo con la artesanía desde muy pequeña”, explica.

Esta disciplina, con una fuerte presencia en Europa y Estados Unidos, tiene sus raíces en la escasez vivida en la Segunda Guerra Mundial, cuando las madres reparaban los muñecos rotos de sus hijos con todo tipo de materiales que tuvieran a mano.

De ahí el nombre de “reborn” (renacido). Luego evolucionó hasta la creación de los bebés desde cero.

(Esta es su cuenta en Instagram)

Entre los clientes de Guimaraes figuran coleccionistas, niños (“aunque no son juguete”), padres que “quieren eternizar a sus bebés ya crecidos” y personas con problemas reproductivos o que sufrieron abortos.

“Una vez vino una clienta a buscarme porque llevaba ocho años tratando de quedar embarazada y me pidió un bebé. Dos meses más tarde quedó embarazada de forma natural, después de someterse a numerosos tratamientos. Por extraño que parezca, el bebé que hice era idéntico al bebé que nació”, agrega.

La artista da cursos en línea para aquellas personas que desean aprender este arte en expansión en Brasil, de esta manera también lleva su saber y su talento más allá de las fronteras del país.

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