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Trabajo duro para tener listo el incienso que recibirá al año de la Rata

Decenas de personas hunden varitas de bambú en una mezcla de hierbas, especias y polvos multicolores

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Decenas de trabajadores sumergen varitas de bambú en una mezcla de hierbas, especias y polvos multicolores y las ponen al sol para que se sequen. Es el incienso que millones de personas quemarán en templos de China y otros lugares para celebrar el Año de la Rata.

En Yongchun, un condado montañoso de la provincia de Fujian (sudeste de China), unas 300 empresas familiares aseguran suministrar buena parte del incienso que se quema en toda Asia.

El 25 de enero, decenas de millones de varitas de incienso se convertirán en humo en los templos budistas o taoístas cuando los fieles celebren el Año Nuevo chino, como símbolo de su oración elevándose al cielo.

La familia de Hong Zhongsen se gana la vida desde hace generaciones gracias a esta tradición en la pequeña ciudad de Dapu, en el corazón del condado de Yongchun.

"El incienso es muy importante para mi familia, no es solo un trabajo", explica a la AFP. "También es la preservación de un oficio ancestral y una cultura religiosa tradicional".

Según la leyenda, los comerciantes árabes fueron quienes trajeron el incienso a la región.

Receta misteriosa

Unos 30.000 empleados mantienen este oficio con 18 etapas de fabricación que requieren un trabajo de 24 horas diarias.

En esta región con un clima caprichoso, la etapa de secado al aire libre preocupa a Li Xiuzhen, de 57 años. "Estoy a merced del mal tiempo", explica, mientras extiende manualmente las varitas.

Su jefe no revela la receta para hacer las varitas de incienso, transmitida de generación en generación.

Pero asegura que la demanda progresa en Asia e incluso en Europa. Él multiplicó por cuatro la producción en 15 años, hasta los diez millones de varitas por día.

Aunque se necesita algo de automatización, Hong Zhongsen, de 31 años, insiste en continuar haciendo algunas tareas a mano, sobre todo teñir y secar.

"El incienso de Yongchun es único, con una textura y fragancia particulares. Es todo un arte y un pequeño cambio en el método de producción podría modificar la calidad", advierte.

Pese a ser budista practicante, Hong ha diversificado la producción: su empresa vende también incienso destinado a perfumar la casa o a curar a las personas con sesiones de aromaterapia.

Agencia AP

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