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Caballos se unen a la guerra contra el coronavirus en Costa Rica

Instituto Clodomiro Picado de la UCR lo extraerá de humanos y de 6 caballos donados los cuales en ninguna parte del proceso sufrirán por nada.

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Parte del equipo de la Sección de Caballeriza. El coordinador es el Dr. Mauricio
Arguedas Gómez, veterinario; junto con el asistente Deibid Umaña Blanco.

Los caballos se unieron a la guerra contra el COVID-19 y hasta pondrán sangre para derrotar al virus que tiene de rodillas al mundo.

Los científicos del Instituto Clodomiro Picado, de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR), que trabajan en la creación del tratamiento contra el nuevo coronavirus, tienen dos frentes de batalla, uno es con la sangre de los pacientes que tuvieron COVID-19 y salieron bien librados y el otro es el aporte de los rucos.

Para no depender por completo de donadores humanos se usarán varias proteínas virales para inmunizar a seis caballos donados a la UCR y así obtener anticuerpos a partir de caballos.

La Dra. Mariángela Vargas Arroyo, quien fue reconocida en el 2016 por el
Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) como parte de los siete innovadores menores de
35 años en Centroamérica. Ella es una de las especialistas en el fraccionamiento del plasma
sanguíneo

El método consiste en lo siguiente: algunas de las proteínas del nuevo coronavirus se inyectan repetidamente al caballo y, en tres meses, el animal habrá producido una buena cantidad de anticuerpos con capacidad de neutralizar el virus.

Después, los científicos extraen la sangre y separan las células sanguíneas de su parte líquida, llamada plasma sanguíneo, el cual contiene los anticuepos.

Anticuerpos salvadores

El Instituto Clodomiro Picado de la UCR y el INCIENSA trabajan en la elaboración de tres estrategias con plasma humano y de caballos para lograr poderosos anticuerpos contra el coronavirus.

FUENTE: INSTITUTO CLODOMIRO PICADO DE LA UCR..    || J.C. / LA TEJA.

Luego los anticuerpos generados por el caballo contra el coronavirus se purifican y, por último, se usan para preparar el medicamento, que es un líquido inyectable guardado en un frasco de vidrio (o vial).

Aporte humano. Si una persona se recupera puras tejas de la enfermedad del COVID-19, su organismo logra una inmunidad (resistencia) a ese coronavirus que puede ser extraída del plasma de su sangre y ser usada para salvarles la vida a otras personas con cuadros agudos provocados por esta pandemia.

Esa inmunidad, creada por el propio ser humano, es gracias a los anticuerpos que se agarran a trompadas con el virus y le ganan la pelea. Es por eso que ese plasma es tan importante porque ya logró vencer al virus (se le llama terapia con inmunoglobulinas -anticuerpos-).

Entendiendo eso, según confirma el ICP-UCR, Costa Rica posee el potencial necesario para generar un tratamiento a base del plasma de humanos y ponerlo a disposición del país.

¿Cómo se logrará?

Él es Maikel Cerdas, técnico en producción.

Entre la Caja Costarricense de Seguro Social y el ICP-UCR, el cual posee la capacidad técnica y el recurso humano para efectuar los procesamientos requeridos en la purificación y formulación de los anticuerpos.

Pero el ICP-UCR y la Caja no trabajarán solos. El Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), junto con el Laboratorio Clínico y el Banco de Sangre de la Universidad de Costa Rica, también sumarán fuerzas. Cada uno de ellos coordinados por la Caja.

Él es Jairo Gutiérrez González, técnico en la planta de producción.

“Los sueros de pacientes convalecientes o de voluntarios hiperinmunizados (persona que tiene una cantidad de anticuerpos superior a la normal) han sido usados exitosamente en enfermedades como la rabia o el ébola. Los reportes de la eficacia de estas preparaciones para tratar el COVID-19 son escasos, pero algunos países desarrollados ya están optando por esta alternativa”, explicó el doctor Guillermo León Montero, coordinador de la División Industrial del ICP-UCR.

¿Cuál es el plan?

Ella es Gabriela Solano, también parte del equipo de la Sección de Control de
Calidad.

Si todo sale bien, el proyecto planteado necesita que varias instituciones del país se pusieran de acuerdo, como ya lo están haciendo. La Caja recolectará el plasma de donadores que, después de haber sufrido la enfermedad del COVID-19, se encuentran recuperados.

El Inciensa y el LCBS-UCR harán los análisis necesarios para demostrar que ese plasma (de la sangre de donadores voluntarios) está libre del SARS-CoV-2 y otras enfermedades importantes que impidan que esa sangre se use en transfusiones.

Adriana Sánchez parte del equipo de la Sección de Control de Calidad.

“Los resultados que obtuvimos fueron muy satisfactorios. La precipitación corrió del modo que esperábamos. Pudimos obtener más de 50 viales (dosis) de los proyectados (56 en total) de un proceso de 25 litros de plasma.

“Las características son las requeridas y por lo tanto es un producto inyectable en términos de calidad química y microbiológica”, afirmó León.

Se puede observar la producción de viales.

Con lo anterior logrado, el Instituto Clodomiro Picado utilizará su experiencia en la producción de antivenenos, a fin de producir una preparación de anticuerpos purificados a partir del plasma.

Potencial de producción

Estos son los primeros viales de prueba. Se obtuvieron los anticuerpos de
personas no enfermas de COVID-19 como primer ensayo. Esto permitirá que la UCR esté
segura de cómo será el procesamiento cuando ya la Caja Costarricense de Seguro Social envíe
el plasma.

El medicamento final será en una solución de anticuerpos para ser inyectada a los pacientes vía intravenosa y la dosis variará según la necesidad del paciente.

Se calcula que, por 25 litros de plasma recuperado a partir de donantes, se puede producir 50 viales (dosis) de 50 ml. Según sea la condición de la persona enferma, una dosis podría ser suficiente para salvarle la vida.

Él es el Dr. Alberto Alape Girón, director del Instituto Clodomiro Picado de la
UCR.
Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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