En el centro de San José hubo este martes una fiebre de monedas.
Centenares de personas hicieron un filón en la plaza de la Cultura para comprar en la tienda de los Museos del Banco Central las piezas coleccionables de ¢500 fabricadas para festejar el bicentenario de nuestra independencia.
La tienda abre a las 8:30 a.m. para venderles las monedas a adultos mayores y a personas con discapacidad y a partir de las 10 a. m. puede entrar el público en general. Cierra a las 4:30 p.m. y se mantendrá igual los días siguientes.
La venta se hará solo de forma presencial, no se puede comprar por internet. Los interesados deben presentar la cédula o un documento de identidad. Los menores de edad pueden llevar la cédula de menores.
Hay dos variedades disponibles de monedas y solo se puede comprar una por persona; quien quiere llevar una de cada tipo puedo hacerlo, pero no más de eso.
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La moneda más chuza que tiene una antorcha en anaranjado y un mapa en verde, cuesta ¢25 mil, está hecha de una aleación de cobre y níquel en el centro y de cobre, zinc y níquel en el anillo.
La otra es más sencilla, ni tiene colores pero también llamativa y los materiales son los mismos, esa cuesta ¢7 mil.
Las dos miden 28 milímetros, tienen un grueso de 2,25 milímetros y pesan 10,5 gramos. Son fabricadas con una fusión de materiales reciclados.
En una cara tiene el monto de lo que vale, en el centro el 500 en relieve para que se puedan sentir esos números con los dedos, además, en la parte superior dice “República de Costa Rica” y en la parte inferior “Banco Central de Costa Rica”
La compra puede hacerse en efectivo, con tarjeta o por medio de SINPE móvil.
Si quiere ir por una de estas monedas vaya con bastante paciencia porque este martes las personas que fueron tardaron hasta tres y cuatro horas haciendo la fila.
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Estas monedas especiales fueron diseñadas por el tico José María Castro Madriz, quien es primo quinto del expresidente de la República del mismo nombre. Desde 1949 un costarricense no diseñaba una moneda de circulación nacional.