Andrés Mora Fallas sabe muy bien que cuando uno quiere superarse tiene que luchar bastante y hacer sacrificios.

Por cosas de la vida, él no terminó el cole cuando debía hacerlo y ahora, a sus 40 años, decidió retomar sus estudios y demostrar que cuando uno quiere, puede.

Mora vive en Cajón de Pérez Zeledón y trabaja como guardaparques en el parque nacional Chirripó. Los complicados horarios de trabajo le dificultan poder estudiar tranquilo, pero eso no ha hecho que afloje, al contrario, se las ha ingeniado para adaptarse y sacar la tarea dando un ejemplo increíble.

“Aproveché que con la pandemia se abrieron oportunidades a distancia y matriculé lo que me hacía falta para terminar el bachillerato, ahí voy con eso, lo estoy haciendo de forma virtual. También me metí a unos cursos que da el Centro Comunitario Tecnológico en coordinación con la municipalidad, el año pasado saqué un taller de Word básico y otro de Word avanzado, también hice uno de marketing digital.

“Los horarios que tenemos aquí los guardaparques son muy variables. Hay uno en el que se trabaja diez días y se descansa cinco, otro en que se trabaja doce y se descansa seis, otro en el que se trabaja dieciocho días seguidos y se descansa ocho y otro en el que se trababa veinte días y se descansa diez, ahí lo van acomodando a uno según las necesidades que haya en el parque”, contó.

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Obstáculos

El guardaparques cuenta que en algunas ocasiones le toca trabajar en las oficinas administrativas del parque, en San Gerardo de Rivas, Pérez Zeledón, pero otras tiene que ir al albergue de Crestones y ahí es donde más se complica la cosa para estudiar.

“El horario de trabajo es de 8 de la mañana a 4 de la tarde, pero luego hay que permanecer en la base o en el albergue. Cuando me toca estudiar y estoy en Crestones, es difícil tener conexión a Internet porque en el albergue prácticamente no hay, entonces me toca hacer malabares para poder recibir las clases y mandar los trabajos que me piden.

“Me toca ir a los senderos y buscar algún lugar donde llegue la señal, ya tengo unos tres lugares donde sé que puedo estudiar. Aquí el clima es muy cambiante, así que a veces está caliente, a veces hace mucho frío y en otras ocasiones hasta llueve un montón.

“Algunos de los cursos son de 7 a 9 de la noche y me ha tocado salir bien abrigado, con capa, foco y una bolsa para envolver la computadora y protegerla de la lluvia. Me toca caminar unos 800 metros con todo eso a cuestas para poder conectarme a Internet, pero a todo se acostumbra uno”, aseguró.

Andrés dice que se siente muy bien y satisfecho con su regreso a los estudios y no piensa detenerse, ya está planeando sacar un nuevo curso de Mercadeo, pero enfocado en diseño, y también uno de Excel.

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Sueños

Con todos los conocimientos que está ganando, espera ir mejorando poco a poco un emprendimiento que tiene con su familia, que es una venta de artículos variados.

“Hace unos años, mi hermana Paula empezó con un negocio que se llama Bonita CR, ella vende colonias, relojes, maquillajes, brochas, cremas y otras cosas. Ella nos dijo a mi papá y a mí que podíamos meternos en el negocio y así lo hicimos.

“Estoy poniéndole ganas a mi propio negocito y sé que todos estos cursos de mercadeo me van a ayudar muchísimo. También sé que voy a poder aplicar conocimientos en el parque, porque todo lo que uno aprende le sirve siempre”, dijo.

El guardaparques dice que no le duele esforzarse por lograr sus metas, más bien dice que así saborea mejor los triunfos.

“Mi situación no es fácil, el salir a buscar señal a mitad de un sendero, en la noche, a una temperatura menor a los cinco grados, no es fácil, por eso me indigna ver que hay muchachos bien jovencitos, que tienen todo en su casa y no valoran eso, por eso no estudian ni se superan.

“El futuro se lo va forjando uno mismo y, si uno quiere estar bien mañana, entonces debe trabajar hoy, por eso le digo a los que piensan que estudiar es difícil, que con esfuerzo se puede lograr cualquier cosa, solo hay que atreverse a empezar y echarle muchas ganas”, aseguró Andrés.