Alexander Loría estuvo internado del 12 al 30 de noviembre en el hospital de Puntarenas por una herida que se le complicó en su pie derecho y eso le costó a la Caja Costarricense de Seguro Social, nada más y nada menos que ¢15,2 millones.
A él se le infectó el pie y estuvo a punto de que se lo amputaran por no darle tanta importancia al simple raspón que era para él al inicio. Lleva dos meses con la herida abierta, aunque ya está casi cerrada.
Ese tipo de zafis hace que una persona deba pasar más días de los necesarios en el hospital y eso le cuesta platica a la Caja.
Esta institución gasta unos ¢800 mil por día por paciente, contando cama, alimentación, personal y medicamentos.
“Las heridas, úlceras, úlceras varicosas, quemaduras, lesiones por caídas, accidentes de tránsito son el pan diario de cualquier profesional en salud. Si son bien manejados le ayudamos al paciente en corto tiempo a recuperar su salud y hasta su autoimagen porque tener un hueco en la piel es algo que afecta la salud mental y le ayuda al paciente a regresar pronto a su casa”, explicó Jeffrey Leitón, licenciado en enfermería y miembro del Sindicato Nacional de Enfermería y Afines (Sinae).
Son cuatro grados de heridas, de la dos en adelante requieren hospitalización y una herida grado 2 requiere al menos 15 días de internamiento, si no se trata bien, puede pasar hasta un mes con bata.
Otra que la vio fea por una mala atención en un ebáis fue doña Luzmilda Navarro de 85 años, a quien se le rompió la pierna con el borde de una grada y se le infectó la herida.
Estuvo tres meses batallando contra eso, pero para su fortuna no debió ser internada.
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