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Mamita se montó su propia empresa con la ilusión de que su hijo vuelva a escuchar

Karla Fallas vende compresas y bolsas de tela para comprarle a su hijo un vibrador óseo

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Desde hace dos meses, la tibaseña Karla Fallas la pulsea vendiendo bolsas de tela y compresas con hierbas naturales porque necesita recoger $11 mil (¢6,5 millones), para comprarle un vibrador óseo a su hijo David Avendaño, de 5 años.

Este pequeño nació con el síndrome de Goldenhar, una condición que presentan pocas personas en el país y que se caracteriza por generar malformaciones en las personas que la padecen.

David tiene paladar hendido, nació sin uno de sus ojitos y no tiene orejas. El vibrador óseo se le coloca en su cabecita y a través de la vibración puede acceder al sonido. Este pequeño también tiene autismo.

“Cuando David tenía un año, una universidad de Boston, en Estados Unidos, le donó su primer vibrador. Lo utilizó hasta los tres años porque se dañó. Tiene más de un año de no utilizar el vibrador y durante ese tiempo David ha estado prácticamente sin escuchar”, afirmó angustiada su mamita.

En el Cenarec (Centro Nacional de Recursos para la Educación Inclusiva) cuentan con otro tipo de vibradores; sin embargo, el que desean adquirirle a David no está inscrito ante el Ministerio de Salud y por eso luchan por conseguirle uno como el que tenía.

Karla tiene la esperanza de que con la venta de estos productos su niño pueda volver a escuchar antes de que finalice el año. Comentó que para ella es frustrante que su hijo no pueda captar los sonidos.

Pequeño luchador

Karla se enteró de la condición de David cuando estaba embarazada. Después de que nació permaneció internado unos meses en el Hospital México y luego empezó su tratamiento en el Hospital de Niños.

“Cuando estaba pequeño creímos que no escuchaba, pero le hicieron unos exámenes y nos enteramos de que sí escucha. Con el vibrador escucha sin problemas, pero ahora tengo que hablarle muy duro para que logre captar lo que le digo”.

Desde que cumplió el añito asiste a la escuela Centeno Güell. Allí recibe terapias y aprende lenguaje de señas. De esa manera se comunica con su familia.

El pequeño, vecino de Tibás, se alimenta por medio de sonda y en su dieta no puede faltar el pescado, el pollo, las verduritas y galletas. No se le permite comer alimentos con exceso de grasa.

David se moviliza por sus propios medios y lleva una vida normal. Su familia trabaja para que tenga las condiciones necesarias que le permitan realizar las actividades propias de un niño de su edad.

“Es energía pura. Es muy selectivo, ama a sus papás, le encanta jugar con su hermano, Mariano, y sus primos. Es alegre, persistente, es un niño muy feliz y nosotros le adecuamos las condiciones para que su ambiente sea agradable. Estamos orgullosos de tenerlo como hijo”.

A este pequeño le gusta jugar en toboganes, ver fábulas y le encantan los videos alusivos a la Navidad.

“Mi red de apoyo son el papá y las abuelas, ellas se turnan para cuidarlo y la verdad no me puedo quejar. Mariano es un plus, David copia todo lo que hace su hermano y se llevan muy bien”, indicó.

Un empujón

Esta mamá divide su tiempo entre el cuido de David y su hermano mellizo Mariano, y su trabajo como profesora de educación especial. Además, ayuda a otras mamás, cuyos hijos tienen alguna discapacidad, para que así puedan salir adelante.

Esta educadora creó la empresita Con Ñoti, una tienda virtual en la que pone a disposición del público los bolsos y las compresas con hierbas naturales.

El nombre del proyecto se debe a que a la abuelita de Karla le decía Ñoti.

“Mi mamá Elizabeth padece de artritis en las manos y llevó un curso para aprender a hacer compresas. Ahí nació la idea de venderlas. Yo corto la tela, las relleno y las dos abuelitas de David (Elizabeth y Silvia) se dedican a coserlas”, manifestó.

Las compresas las rellena con hierbas como lavanda, menta, romero y flor de jamaica y se pueden utilizar para aliviar cólicos, lesiones musculares y dolores menstruales. Se pueden usar en frío y en caliente.

Las compresas tienen varios precios: la multiusos cuesta ¢7.900, el antifaz tiene un costo de ¢5.700, la compresa para hombros le sale en ¢7.900 y hay una para reposar las manos mientras se usa la computadora que vale ¢3.700.

Las bolsas son hechas de manta, también se cosen a mano y cuestan ¢4.700.

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