Nacional

Murió Fidel, el chancho de 200 kilos al que su dueña salvó de acabar en chicharrones

Por más que le ofrecieron dinero a doña Patricia, la dueña, jamás lo quiso vender

EscucharEscuchar

Fidel, uno de los chanchos más felices de Piedras Negras, en el cantón de Mora, escapó de terminar en chicharrones, pero le dijo adiós a esta tierra.

Y, pobre Fidel, venció a las pailas, pero se fue virgen. Estaba a punto de conocer a una chanchita guapísima, pero no se pudo.

Tuvo amor de humanos, de perritos, de gallinitas, lo que nunca tuvo fue una cerdita amorosa a su lado. En el 2018 Cupido anduvo muy cerca, le consiguieron una chanchita vietnamita llamada Julieta, que era de La Guácima de Alajuela, pero al final no se logró juntarlos.

Puede ser que ese fracaso amoroso lo golpeara porque después se puso enojoncillo y tuvieron que castrarlo.

Claro, después de esa medida tan drástica le dijo adiós a cualquier posibilidad de una familia.

Noticia triste

Patricia Artimaña, una francesa que ama los animales, nos dio la triste noticia de que el cerdito al que le dio vida de rey había dado sus últimos gruñidos.

La historia de Fidel se las hemos venido contando desde el 2017, cuando nos pareció muy extraño que un chancho taan gordo y que se veía tan sabroso no hubiera acabado en una olla. Fue cuando supimos que Patricia no lo quería para comer.

Uno de los chanchos más felices de Piedras Negras, en el cantón de Mora, Fidel, falleció la semana pasada en medio de sus amiguitos, de mucho amor y con un funeral que incluso incluyó un digno entierro

La francesa nos dijo ahora que el cerdito murió hace ocho días y, cómo no, tuvo su funeral, al que fueron perros, gallinas y otros animalitos. Lo enterraron en la misma propiedad donde vivía, en una tumbita digna que tiene incluso una cruz y un chanchito de plástico.

“Me ha golpeado mucho la muerte de Fidel, era un chancho demasiado noble, y le voy a decir algo, demasiado inteligente. Yo que tengo varios animales vi que Fidel era más inteligente que un perro, cuando yo lo llamaba volvía a ver y obedecía todas las órdenes”, afirmó Patricia.

El famoso Fidel, de 9 años, no murió de muerte natural.

“Tuvimos que ponerlo a descansar, se enfermó mucho, como son animales para producción (raza vietnamita), ya con el tiempo comienzan a presentar muchos problemas de salud”, añadió la triste dueña.

Tenía dolores

Hace como un año se le paralizaron las patas de atrás, prácticamente no se movía y ya se le estaban paralizando las de adelante y comenzó a sentir mucho dolor, por eso la recomendación fue ponerlo a descansar.

Uno de los chanchos más felices de Piedras Negras, en el cantón de Mora, Fidel, falleció la semana pasada en medio de sus amiguitos, de mucho amor y con un funeral que incluso incluyó un digno entierro

Hubo gente que llegó a ofrecerle a doña Patricia dos millones de colones por Fidel para cocinarlo. Cuando llegaba diciembre, la cosa se le ponía cuesta arriba a la vecina de Piedras Negras porque las ofertas subían.

La francesa, por supuesto, nunca dio el brazo a torcer.

“Tengo dolor por su partida, pero al mismo tiempo estoy muy satisfecha y feliz porque tuvo una buena vida. Se fue muy tranquilo y feliz. Era un cerdito muy alegre y juguetón. Cuando no estaba tan gordito andaba por todos lados y compartía con el resto de animales que tengo en mi finca”, explicó.

“En los últimos cuatro años tuvo un superamigo, era como su hermano, Rubio, un zaguatico con el que hizo química y andaban juntos las veinticuatro horas. Cuando más enfermo estuvo Fidel, Rubio no lo abandonó, estuvo a su lado siempre y lo protegía. Creo que es porque Rubio tiene diecisiete años y entiende bien lo que es llegar a cierta edad”, recordó doña Patricia.

Uno de los chanchos más felices de Piedras Negras, en el cantón de Mora, Fidel, falleció la semana pasada en medio de sus amiguitos, de mucho amor y con un funeral que incluso incluyó un digno entierro

Como sucede después de un funeral, doña Patricia recordó aquellos días en los que Fidelito le llegó a su vida.

Ella no lo vio nacer, era de unos amigos que lo tenían en su finca. Llegó una etapa en la que se puso triste porque al principio jugaba con los perros, pero conforme crecía sus juegos eran más bruscos y hasta quiso morder a algunos, así que tuvieron que apartarlo.

Los dueños de entonces vieron que se echó a morir y se lo ofrecieron a Patricia, quien lo adoptó en el 2014, cuando tenía 3 años.

En sus últimos días, el marranito ya pesaba casi 200 kilos. Era un chineado, pero doña Patricia no le aguantaba nada con la comida porque sabía que debía tenerlo a dieta, de lo contrario habría subido mucho más por el peso.

Uno de los chanchos más felices de Piedras Negras, en el cantón de Mora, Fidel, falleció la semana pasada en medio de sus amiguitos, de mucho amor y con un funeral que incluso incluyó un digno entierro. En la foto, doña Patricia Artimaña en una tarjeta de Navidad que ella hizo.

Siempre le cuidó la comida, por eso evitó darle alimento específico para cerdos, prefería el alimento para caballo porque tiene mucha fibra. También le daba yuca, que le encantaba.

“Cuando uno adopta un animal es para darle amor y cubrirle sus necesidades. Yo no adopté a Fidel para engordarlo y venderlo, por eso siempre dije que ni aunque me ofrecieran diez millones de colones lo vendería. Eso no se hace. Cumplí con él y se nos fue después de vivir alegre y querido”, dijo doña Patricia.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.