Con la invención de la píldora anticonceptiva, a finales de la década de los años cincuenta, por primera vez la humanidad tuvo disponible la anticoncepción de alta eficacia.
¿Qué significa alta eficacia? Significa que, si usted no falla, el método no le va a fallar; que si usted cumple, el método le va a cumplir. Es decir, el índice de fallo de estos es sumamente bajo, con cifras menores a un embarazo por cada cien parejas que lo utilicen durante un año.
En el momento en que se tuvo a disposición la píldora anticonceptiva, los hombres de ciencia dieron por un hecho que los embarazos no deseados, en situaciones riesgosas, y los peligrosos estaban superados. Se creyó que de ahí en adelante la gestación se convertiría en un acto voluntario, en una decisión, en un peldaño más en el proyecto de vida individual y de pareja.
Rápidamente el encanto se desvaneció. La ciencia se percató que son muchas las mujeres que olvidan tomar la pastilla o lo hacen de modo incorrecto, con lo cual la posibilidad de un embarazo aumenta de manera considerable, al punto que hoy, después de sesenta años de la invención de la píldora, cerca del 50% de los embarazos no son planeados.
Lamentablemente, el olvido y el desdén también afectan a otros métodos como la inyección mensual, bimestral y trimestral, el parche anticonceptivo y el anillo vaginal anticonceptivo, con lo cual también decae la eficacia.
Esta es una de las razones por las cuales se idearon métodos como el dispositivo intrauterino, conocido como DIU y los implantes subdérmicos. Una vez colocados, tienen la ventaja de que se requiere una menor participación de la paciente. Un chequeo semestral es más que suficiente.
Desde luego, todos estos anticonceptivos no previenen el contagio venéreo y por lo tanto, ante una relación de riesgo, se debe utilizar el preservativo. Desdichadamente muchos, descuidan, olvidan o minimizan ese riesgo y sucumben ante estas infecciones.
Por eso, debemos entender que la ciencia nos brinda las herramientas para evitar las contrariedades que depara la vida sexual; sin embargo, nada sustituye la sensatez de manera que es la iniciativa personal la que marca la diferencia.