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Ni improvisado ni torero, conozca la historia del primer fallecido en el redondel de Zapote

El redondel más icónico de la capital cumple media teja

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“El teniente Abdenago Calvo, de la guardia de asistencia rural y vecino de Cartago, fue la única víctima grave de los toros en la primera corrida de las tres de la tarde.

"Personeros de la Cruz Roja dijeron que el teniente Calvo fue trasladado sumamente grave al hospital San Juan de Dios, donde un grupo de médicos lo operó de emergencia. Tenía una herida en el abdomen que le rompió la parte intestinal. El oficial estaba en la plaza de Toros en El Zapote cumpliendo con una labor de vigilancia y protección”.

Así informó el periódico La Nación el 26 de diciembre de 1971, lo que sería la noticia del primer fallecido en el redondel de toros de Zapote, luego de que se trasladara desde Plaza González Víquez.

Dicho redondel cumple 50 años este 2019, por esta razón La Teja quiso hacer un recuento de las personas fallecidas en la arena a merced de los toros a la tica.

Cornada

Don Abdenago murió a los 44 años el 26 de diciembre, un día después de la embestida, que ocurrió el día de Navidad.

Luego, el 3 de enero, La Nación confirmaba el hecho:

“Un muerto y más de 200 golpeados es el saldo de las corridas de toros de acuerdo con un informe de la Cruz Roja. De los 207, fueron conducidos al hospital 12 personas, cuyo estado era delicado.

"Quien murió, víctima de una cornada, fue el guardia rural Abdenago Calvo, padre de once hijos y vecino de El Tejar de El Guarco, Cartago.

"A preguntas nuestras, don Guillermo Vargas, subdirector de la Guardia Rural, nos indicó que de acuerdo a un informe de la Comisión de Festejos Populares, tanto Calvo como quienes jugaron de toreros en la plaza, estaban protegidos por una póliza de 30.000 colones.

“No obstante lo anterior, se han realizado diversas gestiones con esa Comisión para celebrar una corrida de toros el domingo próximo cuya recaudación, íntegramente, sería entregada a la familia doliente. La comisión está de acuerdo, lo que falta es la aprobación de los dueños del ganado”, señaló el diario La Nación.

Por un radio

En La Teja nos dimos a la tarea de buscar a la familia de don Abdenago y encontramos en Turrialba a su hijo mayor, Edwin Calvo, quien hoy tiene 64 años y es el único que recuerda con más claridad lo que sucedió ese día, hace 48 años.

“Cuando eso sucedió yo tenía 16 años. En esa época acostumbraban tener a la Policía en la barrera. A nosotros nos contaron que ese día, en el lugar donde se encontraba mi papá, el toro brincó la barrera y a él se le cayó el radio. Cuando él intenta recogerlo el toro lo embiste y lo daña bastante en el estómago", contó.

Agregó que le hicieron tres operaciones en el hospital San Juan de Dios, pero la última no la resistió y murió de una peritonitis aguda (inflamación de la membrana que cubre la superficie interior del abdomen).

Don Abdenago tenía grado de teniente y al fallecer lo nombraron capitán. El día del accidente era el encargado del trabajo policial en la plaza.

El funeral fue al estilo militar en Agua Caliente de Cartago.

“Mi papá era un apasionado por lo que hacía, siempre pendiente de su trabajo. En aquellas épocas ese puesto era muy político, mi papá era liberacionista y solo trabajaba para las administraciones de Liberación.

“En cuanto a lo del redondel, mi papá se peleaba por ir ahí, le encantaba todo lo que tenía que ver con el ganado y los caballos, pues fue amansador. Incluso, a mi papá le gustaba montar toros cuando se celebraban las corridas en plaza González Víquez, él montaba a nivel aficionado”.

Don Edwin comentó que su padre les transmitió esa afición a él y al hermano que le sigue, Jorge.

“También me metí al redondel como improvisado cuando era joven, recuerdo que me llevé mis golpes en dos ocasiones montando un toro y una caballo bravo”.

Como don Abdenago era una persona de carácter fuerte, le decía a sus hijos que debían aguantar sobre los caballos. Al inicio fue a la fuerza, pero luego les gusto montar.

“Hace como unos siete años fuimos como espectadores a las corridas de Zapote porque mi suegra quería ir. Fuimos sin ningún problema, nos gusta, somos apasionados de los caballos y así lo transmitimos a los hijos", relató don Edwin.

Hoy su mamá, doña María del Carmen Sanabria, se mantiene bien cuidada por sus hijos.

Solos dos fallecidos

Álvaro Zamora, estadístico del redondel de Zapote, fue quien tenía entre sus apuntes datos certeros de don Nago y este hecho, pues aseguró que su historia era como una leyenda.

Con base en testimonios logró robustecer la historia.

“El toro que brincó la barrera fue de Beto León. Don Nago iba a resguardarse en el burladero, pero se devolvió a juntar el radio y el toro iba dando la vuelta en el callejón y se lo topó. El doctor que lo atendió fue Oscar Alfaro Rodríguez, ya fallecido”, indicó Zamora.

Le consultamos a Zamora cuántos fallecidos tiene en sus registros producto de los toros en estos 50 años y aseguró que son solo dos.

El otro fallecido es Rodolfo González Lobo, un improvisado que era ebanista. Este joven fue golpeado por el toro y en apariencia le dio un paro cardíaco camino al hospital y otro ya estando internado. Eso sucedió el 1 de enero del 2008, falleció un día después.

"Cabe resaltar que el noventa por ciento de los atendidos en las corridas son heridas leves o raspones.

“La mayoría de toreros improvisados que llegan tienen entre 18 y 35 años y gozan de buena condición física o practican algún deporte, además de ser personas sanas, esto influye mucho”, comentó Zamora.

El también animador indicó que los controles que hay en Zapote son muy estrictos y esto ayuda a que haya menos accidentes.

La Teja intentó corroborar este dato de fallecidos con la Cruz Roja; sin embargo, se nos indicó que solo tienen datos de los últimos cuatro años.

Toro en la lista

Otro fallecimiento en Zapote que vale la pena recordar fue el de un toro, el cual señala el periódico La Nación en su edición del sábado 30 de diciembre de 1972.

En esa ocasión picadores, banderilleros y un torero mexicano tuvieron que pagar una multa de ¢3 mil a las autoridades por matar un toro.

A ellos se les atribuyó “irrespeto a la ley” por haber sacrificado al animal y a su vez enfrentaron una acusación por desacato a la autoridad.

El mayor Benito Zeledón dijo al diario La Nación que en este país está prohibido este tipo de espectáculos e incluso, la orden de la sanción salió desde la misma Presidencia de la República.

Fue José Figueres Ferrer el que mandó a decir que no se deben permitir sacrificios y aunque se le indicó a los mexicanos por el altoparlante que se detuvieran, le dieron una estocada al animal.

“No salimos inmediatamente a detenerlos por cuanto el público había pagado por ver un espectáculo”, aseguró el mayor Benito Zeledón, quien dijo que una vez terminada la corrida, detuvo a los responsables.

Zeledón dijo que la primera dama de aquel entonces, Karen Olsen, estaba como un miura.

“Estaba muy disgustada por la desobediencia y osadía de los toreros mexicanos”

A partir de ese lamentable suceso se prohibió a los toreros ingresar con estoques y banderillas.

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