OPINIÓN: El poder no se gana en las calles, se obtiene en las urnas

El borchornoso espectáculo de la tarde de este lunes, frente a Casa Presidencial, el cual se suma a los lamentables enfrentamientos de las últimas semanas, son producto de varios elementos que se juntaron: la crisis de la representación política, el cansancio de la gente con la pandemia y el pobre manejo político del gobierno de Carlos Alvarado.

Que exdiputados obsoletos y enzepolados pretendan, desde la calle, tener algún derecho de representación, sin pasar por el proceso electoral, son graves delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional.

Es una violación muy seria de la democracia representativa. El débil poder ejecutivo ha cometido errores, pero es un gobierno legítimo que llega al poder por la vía de los votos y no de las barricadas callejeras. Carlos Alvarado fue electo por la vía constitucional y las reglas constitucionales deben ser respetadas.

En ningún artículo de la Constitución se reconoce la democracia de la calle, invento de populistas y de políticos trasnochados y resentidos con un pueblo que se negó a elegirlos en su oportunidad y que ahora pretenden evadir su responsabilidad por los graves disturbios, achacándoselos al narcotráfico, sin hacer las denuncias pertinentes y aportar pruebas.

Es cuentazo solo pretende desviar la atención de su objetivo real, adueñarse de un movimiento que encuentra raíces en el cansancio de las restricciones, el hambre y el desempleo. El país está convulsionado por el descontrol de las finanzas públicas, agravado por la pandemia.

Río revuelto ganancia de pescadores. Eso es lo que han olfateado estos desgastados y frustrados políticos.