Como si fuera el poderoso escudo del Capitán América, así fue usada la auditoría interna de la Caja por sus altas autoridades para rechazar las lamentables revelaciones sobre la compras de emergencia a lo largo de la pandemia de covid-19.
Sin embargo, mientras el escudo del héroe de los comics carece de fisuras, el de la Caja se resquebraja, a pesar de que el presidente ejecutivo, Román Macaya, ha minimizado las deficiencias en la adquisición de mascarillas y, se vanaglorió de tener “el grupo más fuerte de auditoría de todo el país”.
Así lo hizo en agosto, cuando además anunció el inició de la revisión de todas las compras hechas durante la pandemia.
Sus respuestas siempre han sido sacando caja. Sin embargo, las irregularidades en las compras han seguido saliendo gracias al esfuerzo de La Nación.
Y ahora sí, la propia auditoría interna admite sus pifias y presenta dos denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción, la cual tampoco había encontrado nada.
“Las consultas periodísticas me llevaron, en lo personal, a hacer una revisión exhaustiva de todo el expediente, un análisis y confrontación con los funcionarios que emitieron el criterio originalmente y esto nos lleva a concluir que, efectivamente, teníamos que efectuar una adición, una aclaración y una ampliación del criterio que originalmente se emitió”, dijo el auditor Ólger Sánchez Carrillo. En tico lo que dijo es que se la pelaron.
Los medios de prensa, con recursos menos numerosos que el equipazo de auditores de la Caja, han destapado el tamal y empañado la transparencia de con la que raja Macaya.