Una de las películas que más disfruto, y cada vez que la encuentro no puedo dejar de verla, es Regreso al futuro, estrenada en 1985 (siglo pasado) protagonizada por Michael J. Fox.
Y es que todo lo que tiene que ver con viajes en el tiempo me apasiona, como la famosa serie alemana Dark, una locura en Netflix.
Sin embargo, con frecuencia la realidad supera la ficción, como dicen por ahí, y en eso Costa Rica es genial.
En un país normal, las carreteras se construyen para satisfacer las necesidades del futuro, pero aquí construimos para cumplir las exigencias del pasado, es decir, obras recién terminadas ya son obsoletas como si hubieran nacido en el pasado. ¡De película!
De la ampliación de la ruta 27 se comenzó a hablar desde el acto de inauguración. También está previsto que el paso a desnivel de Guadalupe habrá cumplido su vida útil apenas un año después de la apertura.
A la lista se unirá la carretera de 107 km. del cruce de Río Frío hacia Limón. La obra quedaría desfasada antes de la inauguración por imprevisiones del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi). El diseño consideró el tráfico anterior al 2016, y la imprevisión también amenaza la duración de la carretera, cuya capa asfáltica no tiene la resistencia requerida por el aumento de tráfico pesado.
Cuando se contrató el diseño a los chinos no se tomó en cuenta el aumento de camiones de carga por la apertura del megapuerto de Moín ni la inauguración del corredor vial de Chilamate-Vuelta de Kooper, por donde saldrá buena parte de la carga destinada a Nicaragua y Centroamérica. Las variables tiempo y espacio se funden en nuestas carreteras.