Nacional

Periodista cuenta sus 200 razones para amar a la Costa Rica del bicentenario

Henry Rodriguez, recorrió todo el país en busca de las historias del pueblo

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Henry Rodríguez Chacón es un periodista colombiano que desde hace 21 años vive en Tiquicia y ese tiempo ha sido suficiente para aprender a amar la patria que lo acogió cuando buscó seguridad para él y los suyos, tras trabajar por muchos años en la cobertura del conflicto de los grupos guerrilleros en su país.

Es más, Henry ya hizo algo que muchos ticos no hemos podido, recorrió el país de cabo a rabo en dos oportunidades, y ya está pensando en hacerlo una vez más en busca de más historias.

Con todo el material recopilado el periodista quiso honrar el bicentenario de Tiquicia, para ello se inspiró en los personajes costarricenses que conoció y que día a día se esfuerzan en sus comunidades por sacarlas adelante y de los que pocas veces se habla.

Su sueño era recorrer todo el país en moto, la llegada de la pandemia atrasó un poco sus planes, pero la cercanía del bicentenario lo hizo retomar la idea y así nació el libro “200 motivos para amar el país”, el cual escribió solo para él.

“Después de cuatro mil kilómetros recorridos no sé cuántas fotos tomé ni a cuántas personas entrevisté, pero tenía que escoger 200, ese era el gran reto” contó el colombiano.

Lo que sí tenía claro, es que no quería ir donde todo mundo ya conoce y tomar las fotos de los lugares más comunes como el Chirripó o bahía Ballena, que aunque igual los incluyó en un apartado denominado “los históricos”, Henry quería mostrar las comunidades anónimas y les dio voz a sus historias.

Las historias las puede encontrar en el Facebook Costa Rica bicentenaria; el Instagram @costa_rica_bicentenaria, en el canal de Youtube Costa Rica bicentenaria: 200 motivos para amarla y en la pagina www.vidafm.cr. También al escuchar el programa Puros dieces de Columbia 98.7 FM los śabados de 10 a.m. a 12 md.

Aprendió en el camino

Aunque tenía un camino trazado, el recorrido le fue mostrando los ajustes que debía realizar para disfrutar más la experiencia.

Luego de una primera ruta en el sur tico, donde no se daba tiempo para “atrasos”, se dijo que en las siguientes, sí debía hacer más pausas.

“Hubo pueblos en los que no sabía qué me iba a encontrar y descubrí historias fascinantes. Encontré una escuela hecha en bambú, ubicada en Puerto Jiménez de Osa. Los vecinos se cansaron de pedirle al MEP que se las construyera y ellos consiguieron quién les donara el terreno e hicieron la primera escuela autosostenible”, describió Henry.

Una de las historias que enamoró al periodista fue un señor de Tarrazú que todavía lleva el café en carreta hasta la cooperativa, aunque ya tiene carro, pero lo sigue haciendo así por gusto.

Le pareció llamativo porque el campesino le reveló que a él le daba pena hacerlo porque estorbaba con su carretera porque todo mundo iba rápido, pero también le confesó que lo que más le gustaba era la gente que paraba el carro para tomarse una foto a su lado.

“Cosas como esas son motivos pequeñitos de pueblo en pueblo para uno querer a Costa Rica porque la gente es muy sencilla, superhumilde, encantadora, hospitalaria y me regresaron más enamorado de ellas”, contó el comunicador.

Tremendo susto

Sin duda en un viaje tan completo, hay muchas experiencias vividas, pero dos de las más fuertes para Rodríguez fue una caída que sufrió con la moto en los primeros días de la aventura.

“Subiendo a la capilla de Olan, en Buenos Aires de Puntarenas me caí, ya por cansancio. Era una carretera terrible. Comencé a perder el conocimiento. Yo soy hipertenso y pensé ahí, en una montaña con un atardecer espectacular, que me estaba muriendo. Alcancé a reflexionar de la vida y los pecados que había cometido. Fue terrible la sensación, al final solo fue un desmayo. Ese fue un momento bastante estresante”.

El otro susto se lo llevó en Aguas Zarcas de San Carlos, buscando unas cataratas.

“Me resbalé y caí con otro milagro en la única parte de arena que había en ese espacio rodeado de rocas por todo lado. No entendí cómo, pero aquí estoy. Pero el 99,9% de las experiencias fueron maravillosas”.

Sin arrepentimientos

Pese a los dos sustos sufridos, la idea de dejar abandonado todo nunca cruzó por su mente.

La aventura arrancó en Cartago, en la placa donde se indica que fue firmada la independencia. Siguió hacia la zona de Los Santos, Cerro de La Muerte, Pérez Zeledón hasta llegar a la frontera con Panamá en Paso Canoas.

La segunda ruta fue por Guanacaste, Puntarenas, Montezuma, Cóbano. En cada comunidad llegaba, guardaba la moto y se iba al parque a hablar con la gente toda la tarde.

El cierre del libro fue la foto de un amanecer que tomó en Cahuita, de Talamanca, Limón, con ella puso fin a la aventura iniciada en febrero anterior, pero la última que contará en las redes sociales será la caída en Aguas Zarcas.

Mucha gente le está pidiendo el libro, pero no está a la venta, por lo que está decidiendo si lo hará en el futuro, porque su idea no era sacarle provecho a este, pero como quedó tan bonito y para que la gente conozca esos “tesoros”, lo está pensando.

No faltaron los gallitos

Si hay algo que caracteriza a los ticos es su hospitalidad, costumbre que se mantiene más presente en los pueblos y a Henry no le quedó duda de ello.

En cada comunidad que nunca faltó una familia que le ofreciera posada, agua dulce, tortillas, un gallito, rosquillas.

Y esa escencia del tico se mantiene aún en la zona rural, donde respetan sus tradiciones y costumbres.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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