El desempleo, la vagancia o exceso de ocupaciones de los tatas, ha hecho florecer un buen negocio con las tareas.
Como muchas clases se hacen de manera virtual, por redes sociales y por Internet, hacer las tareas y los trabajos extraclase a los alumnos sale entre ¢1.500 y ¢5.000, dependiendo de lo compleja que sea la asignación.
“Pasaba a informarles y recordarles que este año también estaré ayudando a realizar guías, estrategias de promoción, o tareas de escuela y colegio. Las realizo completamente y se las paso por WhatsApp, eso porque algunas mamás se les complica mucho por cuestiones de trabajo y otras cosas ayudar a los niños o chicos a realizarlas. Cuento con Sinpe Móvil y precios superaccesibles”, dice un mensaje que puso una vecina de Cartago en una página de ventas en el Facebook.
Ella cobra por resolver las Guías de Trabajo Autónomo (GTA) que el MEP estableció como mecanismo de evaluación durante la pandemia.
“Busco alguien que me ayude a resolver una GTA de Ciencias, noveno; cálculos de fuerza y velocidad. Poner cuánto cobran ya que me urge entregarla mañana”, preguntó una estudiante, en uno de los grupos.
Las GTA son trabajos que los docentes asignan para cada materia y que el estudiante debe realizar en el hogar, en aras de la continuidad del proceso educativo.
El desempeño de los estudiantes en esas guías es lo que el profe usa para evaluar al alumno y determinar si debe pasar o no al grado siguiente. Se utilizaron durante el 2020 y continúan este 2021.
Si el alumno no las entrega o saca una nota baja, que no le permite aprobar el año, el MEP le da la oportunidad de realizar “estrategias de promoción”, que podían ser ensayos, análisis de casos o trabajos.
Y como para todo hay gente, para esas estrategias también hay quienes se ofrecen a hacerlas.
Muchos trabajos se entregan digitalmente, aunque en primaria pueden ser en persona, si se trata de tareas que implican recortes, dibujos o manualidades.
El MEP califica este negocio como un fraude, el cual debe castigarse. Si lo pescan, pueden expulsar al menor de edad un tiempo del centro educativo, hacerle el examen de nuevo, pero solo, y de frente o hasta quedarlo.
Las clases virtuales dificultan que el educador compruebe que no fue el alumno quien hizo la tarea, a diferencia de la educación presencial.
No entienden. Una universitaria vecina de San José, quien prefirió no revelar su nombre, asegura que los papás de estudiantes de cole son los que más la buscan para que les haga un trabajito.
“Dicen que los docentes no les ayudan y no explican bien la materia, piden los trabajos con poca anticipación y que su hijo no entiende nada de lo que el profesor explica”, dijo una.
Ella hace los bretes en 30 minutos y con lo que gana mantiene a sus mascotas.
Melania Brenes, viceministra académica del MEP admitió que tienen conocimiento de casos aislados, como una maestra que pidió a sus alumnos de primaria escribir un cuento, pero varios entregaron el mismo.