Una cruz de dos metros y medio de alto que está bendecida por el mismísimo papa Francisco adorna el jardín de la iglesia La Merced y deja a la gente boquiabierta por su belleza.
La obra fue donada por la Asociación Roberto Joppolo y se llama Mosaico de la Humanidad y es una especie de tributo a la población migrante mundial. La escultura fue bendecida por el papa Francisco el 15 de febrero de 2017, durante la Audiencia General en el Vaticano.
Pero, ¿qué significa tener en nuestra capital una obra bendecida por el papa, a la vista y al alcance de la gente?
Le preguntamos al sacerdote especialista en liturgia, Alfonso Mora y dijo que una imagen bendecida por el papa siempre despierta el interés y la devoción de la gente. Dijo que muchos querrán mostrar respeto y reverencia hacia ella y que no hay nada de malo en ello.
Tampoco hay nada de malo en tocarla o tomarse fotos con ella.
“La bendición es una aprobación de la iglesia para aquellas cosas que son un signo de acercamiento a Dios, o sea, la iglesia bendice a Dios por esa expresión de solidaridad, es como una alabanza”, dijo.
También significa, según el cura, que la idea que representa la obra (los migrantes) también queda bendecida.
La imagen presenta los rostros de la humanidad que se dirigen hacia la figura del Santo Padre, símbolo de paz, fraternidad y aceptación.
A Mauricio Vega, una de las primeras personas que apreciaron la obra le causó gran admiración, pero no sabía que estaba bendecida por el papa.
“Es muy lindo para nosotros como católicos que podamos apreciar esta cosas en nuestra capital. Que esté bendecida implica una gran responsabilidad para que se mantenga siempre bonita”, dijo.
Arte
La obra está formada por piezas de cerámica policromada, que son las piezas que representan a la humanidad y en la parte posterior de la escultura está san Francisco, maestro de la hermandad universal.
La ciudad de San José recibió la escultura porque, según un comunicado de la Municipalidad, es una de las capitales de América Latina que poseen mayor estabilidad política y económica en el mundo.
Además, porque en nuestra capital está la sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y es el hogar de la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas, que promueve la cultura, especialmente en lo relativo a refugiados y desplazados.
Roberto Joppolo, creador de la bella obra y que estuvo en nuestro país dijo que su creación promueve la hospitalidad con los refugiados y llama la atención sobre las dificultades, la discriminación, las ideas preconcebidas, el abuso, el sufrimiento y la soledad que viven poblaciones enteras del mundo.
“El trabajo tiene como objetivo hacer que las personas comprendan que todos somos parte de una “nueva” humanidad que se construirá con la colaboración de todos, encerrando ese mensaje de paz y solidaridad que es tan querido por el Santo Padre", afirmó el artista.
El alcalde de San José, Johnny Araya, dijo que Joppolo escogió Costa Rica para donar su cruz porque somos un país respetuoso de los derechos humanos y solidario.