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Ticos comemos muy mal, según estudio latinoamericano de nutrición

Mujeres adolescentes y las mayores de 50 años son las peor alimentadas

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Los nutricionistas ticos están con la peluca parada porque, según el Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS), en Tiquicia comemos muy mal. Nuestras dietas incluyen alimentos bajos en nutrientes.

Según el estudio, las mujeres adolescentes y las mayores de 50 años presentaron mayor riesgo de consumo inadecuado de micronutrientes (pequeñas cantidades de vitaminas y minerales requeridos por el cuerpo para la mayoría de las funciones celulares que se obtienen de los alimentos), en comparación a los otros grupos analizados.

Por otro lado, se encontraron dietas de baja calidad en los adolescentes, las cuales se caracterizan por el salto de algunos tiempos de comidas y porque prefieren alimentos “para picar”, además de aquellos energéticamente densos, pero con bajo contenido de nutrientes.

“ELANS es el primer estudio que ha evaluado la ingesta de micronutrientes y el riesgo de comer mal en una muestra representativa de la población urbana costarricense. Esto constituye una contribución importante para trabajar en lineamientos de salud pública, que ayuden a solventar estas carencias”, aseguró la doctora Georgina Gómez, coordinadora para Costa Rica de ELANS.

Alimentos fortificados

Desde 1970, el Ministerio de Salud de Costa Rica emitió directrices para fortificar el consumo de sal, azúcar, harina de trigo, harina de maíz, arroz y leche.

Estos programas se implementaron como una medida para ayudar a contrarrestar el déficit nutricional de la población. Según el Ministerio de Salud, estos han tenido gran impacto en la reducción de las anemias nutricionales, los desórdenes por deficiencia de yodo, caries dentales, malformaciones congénitas, ceguera infantil y la disminución de la mortalidad infantil.

“Bajo esta premisa y comprometida en promover la salud y el bienestar de la población, la Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos, fortifica desde hace varios años la leche y los jugos de naranja con vitaminas y minerales que pueden apoyar el sistema de defensa”, comentó Francisco Herrera, nutricionista y ejecutivo de Medical Marketing de Dos Pinos.

En los últimos años, a nivel mundial, se ha hecho evidente la deficiencia de vitamina D y América Latina no ha sido la excepción. Se reporta que el poco consumo de esta puede llegar a ser un problema de salud pública.

Según los resultados de este estudio, la totalidad de la población incumplió con la recomendación establecida para el consumo de vitamina D (presente en pescados grasos como el salmón o el atún, el hígado de res, la yema de huevo, leche, jugo de naranja y el queso también la tienen), por lo que resultó ser el micronutriente más crítico.

En el caso del calcio (derivados de los lácteos), el riesgo de comerlo poco superó el 92% en todos los grupos de edad. Esta es una de las más reportadas a nivel mundial, afectando cerca del 50% de la población.

Para la vitamina E (nueces, maní, almendras, espinaca y brócoli) se encontraron consumos inadecuados en más del 85% de la población estudiada. El consumo insuficiente de vitamina E podría comprometer la salud de la población limitando la protección antioxidante o antiinflamatoria.

El objetivo de este estudio fue evaluar el consumo de vitaminas y minerales, y el aporte de la fortificación de alimentos en el consumo total de micronutrientes en la población tica de las zonas urbanas.

Redacción

Redacción LT

Redacción La Teja

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