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Venezolana llegó al país con las maletas llenas de sueños y ahora tiene un dulce negocio

Ana Mary Torrealba tuvo que abandonar su país por la crisis política y económica, y aquí encontró un hogar para su familia

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La venezolana Ana Mary Torrealba llegó a Costa Rica hace seis años con su esposo, su hija y varias maletas llenas de sueños e ilusiones.

Cuando llegaron al país, su esposo empezó a trabajar y ella se quedó en casa cuidando a su chiquita, pero ella quería hacer algo para generar plata y aportar para los gastos de la casa, así que se puso a hacer postres, algo que siempre le ha gustado mucho, así nació “Dolce Amaretto”.

Una venezolana llegó al país con las maletas llenas de sueños y ahora tiene su propio negocio

“La idea del proyecto nació porque siempre me han encantado los postres y es muy grato recibir un regalo acompañado de la dulzura de un postre.

“La esencia de Dolce Amaretto se volvió en alegrar los corazones de las personas a través de postres para regalar, son postres artesanales que se vuelven cómplices en ocasiones especiales, que endulzan y alegran el corazón de quien los recibe”, contó orgullosa la pulseadora.

Ana Mary se tiró al agua con su negocito en el 2018, un año después de llegar a Costa Rica, se inscribió en Hacienda y empezó a vender sus productos.

Una venezolana llegó al país con las maletas llenas de sueños y ahora tiene su propio negocio

“Me motivó a construir un emprendimiento desde casa porque en ese momento mi hija estaba muy pequeña y no quería trabajar fuera de casa y descuidarla a ella. Me motivó mucho formar mi propio negocio y a su vez poder estar presente con mi hija”, dijo la venezolana.

Ruda decisión

La mujer cuenta que tomar la decisión de dejar su país para buscar una nueva vida no fue nada fácil, pero ahora sabe que hizo lo correcto.

“Migré a Costa Rica porque en mi país estábamos viviendo una crisis política y económica muy fuerte, el gobierno en ese momento reprimía y restringía muchas cosas y mi esposo y yo no queríamos que nuestra hija creciera en un ambiente de conflicto. En ese momento decidimos migrar”.

Una venezolana llegó al país con las maletas llenas de sueños y ahora tiene su propio negocio

Cuando Ana Mary estaba en Venezuela hacía postres como pasatiempo, pero aquí en Costa Rica se puso las pilas, estudió pastelería y empezó a vender.

“Estudié en línea, con una certificación internacional del IAG (Instituto Argentino de Gastronomía). Empecé ofreciendo los productos a los vecinos y conocidos y luego a través de canales digitales como Instagram y Facebook, empecé a generar más ventas y más clientes.

“El producto estrella son cajitas de postres o bocadillos con bonita presentación y empaque listo para regalar, tengo más de 40 sabores entre bocadillos dulces y salados. Además, ofrezco minipostres para mesas de dulces y postres clásicos personalizados, los que más busca la gente son: pie de limón, muffins de chocochips, cuadrados de cheesecake, brigadeiros, galletas New York, budín de naranja, las cookie cakes y los minicakes personalizados”, contó orgullosa la valiente.

Una venezolana llegó al país con las maletas llenas de sueños y ahora tiene su propio negocio

Los minipostres van a partir de ¢1.200 cada uno; las cajitas con bocadillos a partir de ¢5.100, las cajas de galletas a partir de ¢6.500 y los minicakes a partir de ¢12.000.

Gran sueño

Ana Mary trabaja actualmente solo con tienda virtual, pero tiene una gran meta por la que lucha todos los días.

“Quiero en un futuro abrir mi propia pastelería y exportar mis productos a otros mercados, ese es mi sueño”, manifestó.

La ejemplar mujer dice que se siente feliz de estar en Costa Rica porque se siente tranquila y feliz en ese pedacito de tierra.

“Vivo en Santo Domingo de Heredia. Me he adaptado muy bien, me encanta Costa Rica, su clima es riquisimo y su gente es muy amable y cariñosa, también siento que las oportunidades que brindan algunos ministerios para emprender y hacer crecer mi negocio son muchas. Me siento bendecida de haber llegado aquí”.

Una venezolana llegó al país con las maletas llenas de sueños y ahora tiene su propio negocio

“Lo que se me ha hecho un poco cuesta arriba es la solicitud de créditos para capital de trabajo, porque a pesar de que ya tengo residencia permanente, algunos bancos solicitan requisitos que son complejos para la población migrante, por ejemplo: la garantía de un inmueble”, expresó.

La venezolana dice que el crear un negocio es un tema complejo, hay días buenos o otros malos, pero asegura que con esfuerzo, sacrificio y disciplina se puede cumplir cualquier meta por difícil que sea.

Si usted quiere ver las delicias que ofrece Dolce Amaretto puede ingresar al Instagram @dolceamaretto.cr o en la página de Facebook Dolce Amaretto. También puede escribir al WhatsApp 6094-3903 para hacerle consultas o pedidos a Ana Mary.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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