El gatito de un año al que unos veterinario de la Universidad Nacional (UNA) le quitaron cuatro anzuelos que tenía incrustados en su cuerpo, sufrió esas heridas por culpa de un maldoso que llenó un árbol de cas con anzuelos y agujas.

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Así lo dio a conocer el bombero Edwin González, quien junto a su compañera Cindy Castillo tuvieron la difícil tarea de liberar al felino del árbol en el que prácticamente estaba clavado.

“Una persona colocó en el palo de cas varios anzuelos clavados, e incluso puso agujas alrededor de todo el árbol, aparentemente lo hicieron para que los animales no se subieran", dijo.

El caso de este peludito se dio a conocer la tarde del viernes 1 de mayo, cuando los veterinarios de la UNA informaron que la operación fue un éxito; sin embargo, hasta ese momento se desconocía cómo es que el gatito había sufrido esas heridas.

González le contó a la La Teja que todo inició a las 12:30 de la tarde, cuando en la estación de Bomberos recibieron la alerta sobre un animalito atrapado en un árbol, esto en el sector de Ulloa de Heredia.

Cuando Edwin y su compañera llegaron no podían creer lo que estaban viendo, pues el peludito estaba pegado al palo, a más de un metro de altura y con varios anzuelos y agujas incrustadas en su cuerpo.

“El gatito estaba prácticamente guindado del árbol, entonces imagínese como se volvía loco cuando le quitábamos los anzuelos y las agujas, de hecho yo sufrí como cinco o seis mordidas alrededor de la mano, porque, obvio, estaba sufriendo demasiado”, detalló el bombero.

González añadió que entre él y su compañera lograron quitarle al felino entre 15 y 20 anzuelos y agujas del cuerpo.

Pura maldad

El bombero dijo que para él fue muy difícil vivir una situación como esa, pues en su cabeza no entendía como una persona podía hacer un acto de tanta maldad en contra de animalitos indefensos.

“El dolor que reflejaba ese animal era increíble, yo he estado en accidentes de tránsito con personas que han perdido un brazo o una pierna, pero el dolor que expresaba el gatito nunca lo había visto".

González dijo que una vez que liberaron al felino sintió un gran alivio, pues sabía que todo el esfuerzos, y los mordiscos que recibió, valieron la pena.

“Siempre que rescatamos a un animal quedamos con esa satisfacción de haberlo salvado, pero también queda un sentimiento como de tristeza, por la clase de personas que hacen estas cosas”, añadió.

Rescatista de corazón

Edwin contó que además de ser bombero, su otra pasión es ser rescatista de animales, por eso es que este caso le llegó tanto.

“Yo me he involucrado mucho en esto del rescate animal, al punto que ni siquiera como carne, no es porque no me guste, pero me parece moralmente mal.

“También tengo una página en Instagram que la dedico exclusivamente para postear sobre animales abandonados y maltratados que han sido recuperados por rescatistas, para así buscarles un hogar, porque generalmente estos animalitos son los que nadie quiere”, contó.

Es tanto su compromiso con los peluditos que González contó que luego de hacer un rescate como el del gatito, él suele llamar a los veterinarios para ver cómo sigue el animalito y si necesitan ayuda para encontrarle una casita.

En cuanto al gatito rescatado dijo que se enteró de que sí tiene dueña y que en apariencia el nombre que le puso la señora es “Gato”.