Un hombre de apellidos Alvarado Jiménez, de 47 años, y conocido como Piolín fue detenido este jueves como el principal sospechoso de matar y quemar a una adolescente de 17 años en San Vito de Coto Brus.

Las autoridades levantaron los restos de la muchacha el sábado 4 de abril en un cafetal a pocos metros del cementerio de la comunidad.

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De acuerdo con la Fiscalía, ese día, al parecer, el imputado dio aviso a las autoridades de que encontró a la víctima sin vida, conforme avanzó la investigación las autoridades lo relacionaron con el ataque.

En el OIJ dijeron que PIolín era contratado para que limpiara las tumbas del cementerio.

Según el OIJ, el sitio donde la joven apareció sin vida es usado por consumidores de drogas, al parecer, ella habría llegado ahí porque buscaba a un amigo.

El Ministerio Público hace lo posible para obtener evidencia, por medio de una tableta que van revisar.

Esteban Obando, jefe del OIJ de Corredores, dijo que a Piolín lo pasaron a la Fiscalía junto con prueba científica y documental que lo liga al caso.

Se sospecha que él habría acabado con la vida de la adolescente solo para robarle, entre esto algunos dispositivos electrónicos.

Anillos, pulsera y tobillera la identificaron

La víctima de este atroz hecho es Yeimy Álvarez Berrocal, vecina de la comunidad La Flor, en El Roble de San Vito.

Los restos de ella fueron identificados por su mamá, María Cecilia Berrocal, antes de que lo hiciera el OIJ, ya que esta valiente madre reconoció los anillos, una pulsera y una tobillera de su hija.

El día del hallazgo la mamá habló con el medio regional San Vito Televisión.

“Esto es muy doloroso, no duermo, no como, es un sufrimiento tan grande porque un hijo es un hijo. Me llevaron unos anillitos, una pulserita y una tobillera y sí son de ella. Eso no se lo merece ni un animalito, menos un ser humano”, expresó.

El cuerpo de la muchacha tenía quemaduras en el rostro, el pecho y los brazos.

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La joven fue sepultada el sábado 25 de abril a las 6 de la mañana en el cementerio de La Administración, en el cruce de Fila Guinea, también en San Vito.

Doña María Cecilia asegura que su hija era muy querida por los lugareños.

“Como madre la recuerdo como una persona muy especial, era una chiquilla muy querida”.

A pesar del gran dolor dejó todo en manos de las autoridades y de Dios.

“Yo soy cristiana, que Dios se encargue de esto, es un dolor muy grande que me han provocado. Estoy muerta en vida, pido que se haga justicia, que pague el que hizo esto, porque ella no se lo merecía, nadie se lo merece”.