Raffeth Araya Villalobos, de 27 años, está seguro de que sobrevivió a un aparatoso accidente de tránsito porque la vida le dio una segunda oportunidad para cumplir varios de sus sueños, como el de convertirse en papá.
El joven vio a la pelona de cerca el 1 julio del 2016, cuando el carro que iba manejando cayó del paso a desnivel de la rotonda de San Sebastián a la ruta Circunvalación, es decir, el chuzo voló de una altura de unos ochos metros.
Pese a que han pasado más de 3 años desde el hecho, el accidente sigue muy fresco en la mente de Raffeth, pues a diario le recuerda lo afortunado que es por estar vivo y compartir con su pequeño hijo.
“Mi hijo nació en junio y es lo más hermoso que he visto en mi vida. Aunque suene trillado, yo ese día (del accidente) volví a nacer y mi vida no volvió a ser la misma”.
Encandilado
Raffeth contó que el accidente le ocurrió en horas de la madrugada, pocos minutos después de que había ido a dejar a la muchacha que en aquel entonces era su novia.
“Mucha gente dice que es que yo me dormí, por lo cansado que estaba, pero no lo diría de esa manera. ¿Alguna vez lo han encandilado las luces altas de un carro que viene en sentido contrario? Yo sentí algo parecido, iba manejando y de un pronto a otro, todo era blanco, lo siguiente que sentí fue el carro metiéndose en el relieve de la rotonda”, detalló.
Araya dijo que todavía recuerda como el parabrisas se iba haciendo pedacitos en cámara lenta, así como el momento en que se desplegó la bolsa de aire.
“Ese encuentro con la bolsa de aire se sintió como un derechazo al mentón”, recordó.
El chuzo, que tenía 3 meses de comprado, primero pegó la trompa y luego quedó llantas para arriba, milagrosamente Raffeth solo sufrió golpes leves; sin embargo, el carro quedó hecho leña. El joven fue atendido en el lugar por la Cruz Roja.
“El carro quedó en perdida financiera, no valía la pena arreglarlo y lo más sensato era venderlo para repuestos. Lo tuve en la cochera, de casita para los gatos, hasta que alguien me hizo una oferta”, añadió.
Chuzo nuevo
Después del accidente, Raffeth volvió a la moto que tenía y se concentró en resolver todo el papeleo para el seguro, lo que le tomó varios meses.
“Desde entonces no volví a tener otro carro, hasta finales del año pasado, cuando supe que iba a ser papá”, dijo.
Luego de lo sucedido, Araya anda en la calle con más cuidado, pues sabe que un accidente puede ocurrir sin que sea culpa de él, por lo que estar atento es la mejor defensa.
Raffeth finalizó diciendo que el accidente le dejó muchísimas enseñanzas, pero la principal es disfrutar la vida al máximo, pues nunca se sabe cuando será el último día.
“La vida está compuesta de etapas, buenas o malas, todas se acaban, así como la vida misma, depende de uno que tan buenos serán los recuerdos que se construyen en cada experiencia”.