Sucesos

Mamá de jóvenes muertos por guarda del BAC: “La gente me apedreó sin estar relacionada”

Ana Lorena Fuentes es una contadora que afirma haber sobrevivido a la violencia doméstica, pero su expareja le arrebató parte de su vida

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Ana Lorena Fuentes fue amplia y clara en el programa “¿Y ahora qué?”, de los psicólogos Rafael Ramos y Yaxún Víquez.

Habló de mucho, tanto de lo relacionado con sus hijos y su exesposo como de su vida familiar como madre.

Aseguró que por muchos años sufrió violencia doméstica de parte de su expareja, Carlos Roberto Quesada, y dijo que rompió el ciclo al dejarlo y divorciarse. Dijo que aunque ya no estaban juntos mantenían una relación buena.

Recordó haberse enamorado de Carlos Roberto siendo una adolescente de 15 años, se casaron en 1998 y tuvieron tres hijos. Se separaron en el 2005, comenzaron los trámites de divorcio en el 2015 y los concluyeron en el 2017, justamente dos años antes del intento fallido de asalto a los clientes del BAC.

En enero del 2019, al calor de la noticia del intento de asalto y la muerte de sus seres queridos, Ana Lorena fue señalada por algunas personas como la responsable de informarles a su expareja y a sus hijos los movimientos de los dueños del supermercado La Gallinita Feliz, de Coronado, que aquel 3 de enero llevaban en unos sobres la plata que pretendían depositar en la sucursal.

“La gente me apedreó sin siquiera estar relacionada”, dijo.

Pero doña Ana Lorena sostuvo en el programa que ella jamás supo del plan. Todo se le reveló cuando las balas ya se habían llevado las vidas de su exmarido y de sus hijos.

“Si hubiese sabido, la primera en llamar a la policía soy yo”, afirmó.

“Jamás iba a dejar que mis hijos hicieran una estupidez, tanto que les inculqué del trabajo, ellos vieron mi proceso para salir adelante, siempre los llevé a la iglesia, tenían conocimiento de Dios”.

Reveló que sus hijos también habían llevado una vida conflictiva debido a la violencia de Carlos Roberto hacia ella.

Una vida en medio de la violencia

Desde el noviazgo con Carlos vio señales de control de él hacia ella, dijo.

“Desde mi primer embarazo recibí violencia, esto se fue acrecentando con los años, lo denuncié por intento de femicidio, fuimos a juicio, pero no sé qué me ganó, si el miedo o el amor que todavía sentía por él o qué, pero guardé silencio a la hora declarar”.

Durante esa época en el Inamu le dijeron que la alejarían, junto a sus hijos, y que los llevarían a un albergue, pero ella no quiso.

En ese tiempo también ella trabajaba para un banco y recordó que en dos ocasiones la incapacitaron porque llegaba con golpes en la cara, pero ella prefería guardar silencio y fue incapacitada por asuntos psiquiátricos.

Afirmó que incluso le quitaron un buen puesto porque llegaron a creer que ella no estaba capacitada para desempeñarlo.

Muchas personas le preguntaban por qué aguantaba el maltrato y tenía una sola respuesta: “Quería mantener todavía a mi familia junta, quise mantener al papá con sus hijos a pesar de lo que él fuese, hasta que llegó un momento y dije ‘no más’".

Además de ser agredida de manera verbal, emocional, psicológica y físicamente sabía que Carlos Roberto la traicionaba; él tenía otra relación en la cuando engendró a una niña.

Cuando dijo “no más” tomó una decisión clave...

“Aproveché que él se fue para la playa con la persona que andaba y con quien tiene una hija. En ese tiempo vivíamos en Alajuelita y nos fuimos para Tibás y cambié de teléfono”.

“A los cinco meses de eso él fue a dar a la cárcel por cinco años. Dios lo mandó a la cárcel para que él se apartara de mi vida y poder retomar yo la mía”. expresó. (El hombre estuvo preso por robo simple y posesión de drogas).

“La violencia te lleva a perder la dignidad”

En el programa Ana Lorena contó que en los últimos meses ha escuchado las noticias sobre los femicidios de Eva Morera y de Miriam Andrea Fernández, hechos que la llevaron a pensar en todo lo que ellas sufrieron y que ella pudo haber acabado muerta como las dos jóvenes.

“La violencia te lleva a perder la dignidad, la capacidad de relacionarte con otras personas, pude haber sido una muchacha muerta a los 19 años”.

Afirmó tener claro que sobrevivió a las agresiones de su esposo, pero dijo que él terminó matándola al involucrar a sus hijos en ese intento de asalto que les cobró la vida a los tres.

“No terminó con mi vida, pero sí con la de mis hijos”.

Ha salido adelante sola

Cuando se separó del papá de sus hijos, Ana Lorena retomó los estudios.

En el 2017, el hijo mayor --Jessy-- la llevó para que se matriculara en el colegio Vocacional Monseñor Sanabria, donde sacó un técnico en Contabilidad después de ir a clases nocturnas.

En febrero del 2019, un mes después de la muerte de sus dos hijos y de Carlos no quiso regresar a clases por todo el dolor que la agobiaba.

“Fue difícil recibir clases, ir a exámenes, pero mis compañeras fueron un gran apoyo, la clase tres cuatro siempre la recordaré. A veces me sentaba y lloraba, ellas se acercaban, me abrazaban, hacían un grupo de apoyo. Mi profesor me motivó un montón, me decía: ‘tiene que seguir’”.

Mencionó que sus jefes actuales son los mismos de cuando ocurrió la desgracia con su familia. Dijo que hasta la fecha sus patrones no le han pedido explicaciones aunque ella se ofreció a responder todas las dudas que tuvieran.

“He trabajado con muchas entidades financieras y con plata, nunca he tenido una clase de problema de esos. Por eso he dicho si la gente me conociera, dónde he trabajado y lo que me ha costado la vida...”, indicó.

Ana Lorena trabaja en Contabilidad y cobros y cuando ocurrieron las muertes de sus hijos y de su expareja tenía mucho trabajo acumulado y esto, en parte, la ayudó a despejarse.

“El trabajo me ayudaba mucho porque me mantenía ocupada, pero cuando digitaba lloraba, a veces no quería comer, fueron días de insomio”, describió.

Actualmente está en la Universidad Americana, donde cursa el bachillerato en Contaduría.

“A mis 48 años sigo estudiando, tratando de ser un mejor ejemplo para mis nietos, sí podemos salir adelante de la mano de Dios”, manifestó.

Mencionó que no ha sido fácil y que recibe atención con una psicóloga dos veces por semana.

La psicóloga le dijo un día que la reacción que tuvo al enterarse del trágico final de sus tres seres queridos fue como si hubiera experimentado un infarto.

“Por la misericordia estoy contando la historia de una mala decisión que tomaron mis hijos, lamentablemente, dejándose llevar por la influencia de su papá”.

Afirmó que varias veces después de la muerte de sus dos hijos sintió ganas de morirse y que cuando iba al trabajo llevaba lentes oscuros.

“Sentía que todo el mundo me volvía a ver y me juzgaba”.

En agosto anterior estuvo en el Hospital Psiquiátrico por una semana, tomó pastillas antidepresivas, pero las dejó porque no quiere depender de ellas.

“Pienso que mi testimonio vale para muchas mujeres que han vivido violencia doméstica, sí se puede salir de eso”, afirmó.

"A veces me dicen ‘usted sí es fuerte’, pero cuando fui al Psiquiátrico pensé que era muy débil”.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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