Sucesos

Perdió la vista en accidente: “Andaba sin cinturón porque uno cree que no le va a pasar nada"

Sobreviviente juega fútbol y no dejará de luchar hasta convertirse en sicólogo

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Cada vez que Michael Mora escucha de un accidente de tránsito revive con tristeza lo que sufrió hace seis y años, pues asegura que recuerda lo que le tocó vivir a él y a su familia.

Mora, de 39 años, perdió la vista, pero su meta día a día es mantenerse optimista y no dejar de luchar por seguir adelante, incluso juega fútbol.

Michael nos contó que trabajaba como “display” de una importadora de alimentos, por lo que le tocaba ir de súper en súper. El 7 de setiembre del 2013 iba por el Alto de Guadalupe, frente al Banco Nacional, cuando se quedó dormido.

“Por lo excesos y trasnochar empece a cabecear y me dormí, perdí el control del carro, me salí 20 centímetros de la calle e impacte con una base de las que tienen dos postes. Yo no llevaba puesto el cinturón de seguridad, mi cabeza se salió por el parabrisas y me corté los ojos, me quedé sin la posibilidad de volver a ver”, narró el sobreviviente.

Mora recuerda que cuando iba en carretera antes de accidentarse fue último momento de su vida en que vio.

“De un pronto a otro empecé a ver blanco, como cuando uno pega la vista con un fluorescente, alguien se me acercó al lado y me dijo que ya habían llamado a la ambulancia. Yo sentía algo mojado en mi cara, ahí fue cuando supe que era sangre, estaba como aturdido, me llevaron al hospital Calderón Guardia.

"Los socorristas dicen que yo iba consciente y les hablaba, pero yo tengo eso como bloqueado porque no recuerdo, sí sé que me desperté a mitad de la operación que me hicieron ese día”, dijo.

Esa misma noche Michael recibió la noticia de que sería ciego por el resto de su vida, los médicos le hicieron más de 100 puntadas en la cara por las cortadas que le provocaron los vidrios.

“Yo manejé taxi 18 años, fui pirata, mensajero en moto. Ese día no andaba cinturón, es una mezcla de todo lo que pasó, pero esa osadía de uno joven que cree que no le van a pasar las cosas, de que como paso tantas horas en el carro soy un bicho y no me va pasar nada, si choco me agarró, ¡mentira que siempre va poder uno reaccionar! El cinturón es necesario sin importar la distancia”, aseguró el vecino de Coronado.

Michael confiesa que sí sufrió depresión cuando supo que no volvería a ver, pero asegura que lo que lo hizo sentirse mejor es que no hubo otras personas afectadas en el accidente.

“Eso hubiera sido muy doloroso y muy lamentable, por suerte fue contra un poste y no contra una parada de buses”, dijo.

Empezar de cero

Este hombre asegura que al quedar ciego perdió su trabajo, lo único que tenía era tiempo, por lo que se inspiró en sus hermanas que son muy estudiosas para terminar la secundaria. Estudio inglés conversacional y computación adaptada para personas ciegas, ahora está buscando un trabajito porque quiere entrar a la universidad y estudiar Sicología.

Antes del accidente le encantaba jugar fútbol y eso no cambió. Nos contó que tres veces lo invitaron a jugar con la Selección Nacional de Fútbol de No Videntes de Costa Rica y ya lleva dos años con el combinado patrio.

“Yo decía que uno no podía jugar fútbol sin ver, pero estaba equivocado. Claro, es muy duro el esfuerzo físico, se juega con mucho contacto y me ha tocado tener mucha precaución para no lesionarme.

"Soy el más viejillo, pero hay personas de varias edades jugando. El más joven tiene 13 años y es buenísimo, somos los bicampeones de Centroamérica. Lo que nos falta es más apoyo, ahora a medio año está la copa del Tango en Argentina, pero no sabemos si vamos a ir porque depende de los patrocinios”, dijo el hombre.

La Sele entrena tres o cuatro veces por semana en una cancha que les presta el Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (Conapdis), aunque asegura que ellos necesitan unas vallas especiales para jugar y que las que tienen ya están viejitas y más bien son peligrosas.

Mensaje de precaución

Michael aprendió a la brava la importancia de usar siempre el cinturón y por eso no duda en ponerse como ejemplo para que otros no pasen lo mismo.

“Cuando me subo a un Uber o con alguien que anda sin cinturón le digo: 'no es por ser sapo, pero yo quedé ciego por andar sin cinturón, todo mundo reacciona de inmediato y se lo pone.

“Yo ahora sigo con mi vida, me movilizo bien por todo lado con mi bastón, manejé taxi durante 18 años, entonces me conozco San José como la palma de mi mano, la gente me ayuda a cruzar o cuando ven un hueco me avisan del peligro.

"El cuerpo del ser humano le permite a uno aferrarse a la vida, está programado para eso, a uno se le tuerce una pata y camina con la otra y así es con todo”, dijo.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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