Sucesos

Policía que superó cáncer: “El diagnóstico fue como una sentencia de muerte”

El tratamiento de la oficial duró diez meses, tiempo en el que se dedicó a vivir plenamente

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El amor que la policía Xinia Vásquez tiene por su familia la hizo vencer el miedo que sintió al ser diagnosticada con cáncer de mama.

La valiente mujer no oculta que cuando recibió los resultados de los exámenes que confirmaban que en uno de sus pechos había dos tumores malignos, lloró aterrada por la preocupación de dejar a su hija de 15 años y a su esposo solos; sin embargo, tomó fuerzas y como buena policía luchó hasta vencer la enfermedad.

El testimonio de la oficial es digno de rescatar en el mes rosa, cuando se hace conciencia sobre la prevención de ese tipo de cáncer.

“En el 2014 fui a hacerme una mamografía por prevención y me salió un tumorcito en un pecho, me mandaron a hacer una biopsia, pero no salió nada malo, por lo que seguí con mi vida tranquila. En el 2015 fui de nuevo a hacerme una mamografía y el doctor me dijo que la masa había crecido y que ahora eran dos tumorcitos y me mandó a hacer otra biopsia.

“El día que me dieron los resultados yo los recogí, pero no los vi de inmediato, sino que me fui para una reunión que tenía en el trabajo. En un un receso saqué el papel del sobre y vi que decía positivo en células cancerígenas y pensé, uy, estoy mal, pero guardé el sobre y seguí con la reunión”, recordó.

Xinia dice que sentía miedo de contarle a su familia lo que estaba pasando, pero fue hasta que lo hizo que realmente asimiló todo lo que se le venía encima.

“El diagnóstico fue como una sentencia de muerte, una vez que le conté a mi familia pasé una semana mal, lloraba y pensaba que era muy probable que muriera. Para mí era difícil ver que la gente que me rodeaba seguía con sus vidas como si nada mientras yo luchaba contra la muerte.

“En determinado momento hice una pausa y me dije que iba a dejar todo en manos de Dios, sabía que para él no había nada imposible, así que puse la mejor actitud que tenía y empecé a luchar”, contó la valiente.

Fueron diez meses muy duros, vino la operación en la que le quitaron a la oficial uno de sus senos, luego la reconstrucción, de seguido la quimioterapia y por último la radioterapia.

“Mi hija estaba muy preocupada de cuál sería mi reacción cuando se me cayera el pelo, pero por dicha supe llevarlo bastante bien, no soy mucho de maquillarme y esas cosas, pero aprendí a pintarme las cejas cuando se me cayeron.

“Por dicha yo estuve tomando un medicamento durante la quimioterapia que me mantuvo bastante bien, comía y llevaba una vida tranquila. El apoyo que recibí de mi familia fue vital para superar cada etapa de la enfermedad”, aseguró la sobreviviente.

Aprovechó cada minuto

La oficial dice que los meses que estuvo incapacitada los aprovechó todo lo que pudo, ya que aprendió a ver el tiempo como algo muy valioso.

“Lo tomé como un año sabático, me dediqué mucho a mi familia, pasaba tiempo en un vivero que tengo, hacía arreglos con unas plantas que me gustan, que se llaman suculentas, y comía todo lo que se antojaba, una amiga me chineaba mucho con eso, me preparaba todo lo que yo le pidiera”, relató.

Luego de acabar con el tratamiento le hicieron de nuevo exámenes y recibió la mejor noticia de todas: estaba limpia del cáncer.

“Sentí una alegría tan grande de saber que estaba sana, cuando me dieron el alta seguí cuidándome mucho. Al volver al trabajo muchos se sorprendieron de verme porque decían que me habían visto tan mal que se habían preocupado bastante.

“Me cuidaron mucho, me dieron un permiso para que durante un tiempo no usara el chaleco antibalas, no me dejaban asolearme ni mojarme y acomodaban mis horarios para que no trabajara tanto en las madrugadas”.

Ahora lleva una vida normal, es la jefa de Planes y Operaciones del Ministerio de Seguridad Pública y dice que valora mucho su trabajo porque le da la oportunidad de ayudar a la gente y luchar por construir un país mejor.

Además, hace todo lo posible por sacar tiempo para ella, para hacer las cosas que le gustan y para pasear, ya que el cáncer le enseñó que su bienestar debe ser siempre prioridad.

“La enfermedad que tuve es muy dura, pero si se trata a tiempo se puede salir adelante. Es necesario que las mujeres se hagan cada año la mamografía porque la prevención es fundamental”, aseguró la uniformada.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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