Sucesos

Señora tiene dos nombres por el milagro que vivió al ser raptada cuando era una bebé

El caso de doña María Borbón Salas conmovió a todo el país

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María Borbón Salas, bebé raptada en 1944. Foto Adrián Galeano.

En su cédula de identidad y ante el Tribunal Supremo de Elecciones, una vecina de Heredia aparece registrada como Miriam Borbón Salas; sin embargo, desde que tenía un año y cinco meses es conocida como María de Los Ángeles, nombre que recibió en honor al milagro que vivió cuando era una bebita.

Doña María, quien actualmente tiene 80 años, contó que ese cambio de nombre se dio en medio de la algarabía que vivió todo el país en abril de 1944, cuando se dio a conocer la noticia de que ella fue encontrada sana y salva tras haber sido raptada por la empleada doméstica que trabajaba para sus papás.

“Cuando me fueron a bautizar, mi mamá le dijo a mi abuelo que me pusieran Nuria María, pero abuelo Donato le dijo que el padre (de la iglesia) dijo que ese nombre era muy raro, entonces que por eso me puso Miriam, que es el nombre la Virgen.

“Cuando ya aparecí me llevaron a una iglesia, porque mucha gente me esperaba ahí, y el padre dijo: ‘Ahora sí le vamos a cambiar el nombre, porque la Virgen de Los Ángeles fue la que la apareció y por eso se va a llamar María de Los Ángeles’. Por eso yo en la cédula salgo como Miriam Borbón Salas, pero toda la vida mi mamá me dijo María de Los Ángeles, y yo siempre he firmado así, porque Miriam no me gusta”, contó Borbón.

“Yo nunca le di importancia al dolor de mi mamá y ella realmente sufrió mucho y no valoré eso, yo creía que eso era un cuento”

—  María Borbón, raptada cuando era una bebé.

Por la edad que tenía en aquel entonces, doña María no recuerda mucho de lo sucedido, pero esto no le ha impedido sentirse identificada con el caso de Keibril García Amador, la bebita de 9 meses que desapareció tras ser raptada, al parecer, por su propio padre, un hombre apellidado Casasola Salas.

“Para mí es recordar todo lo que mi familia pasó, especialmente mi mamá, toda la angustia que sentían al preguntarse dónde estaba yo tan chiquita, lo mismo que con esta bebé (Keibril). Ese caso me ha conmovido mucho por la chiquita y por mi mamá, porque pienso en el dolor que ella pudo sentir con lo que me pasó”, explicó.

Empleada aprovechó asoleada

El caso de doña María, que en aquel entonces consternó a todo el país tal como ha sucedido ahora con la pequeña Keibril, ocurrió el lunes 10 de abril de 1944, en la casa en la que vivía junto a sus padres, ubicada en el centro de Heredia, en el lugar que actualmente es conocido como Corazón de Jesús

Doña María contó que en aquel entonces sus papás habían contratado una empleada doméstica que se llamaba Virginia Salvatierra, era una joven de 19 años que ayuda en las labores del hogar y que en varias ocasiones se encargó de cuidarla.

María Borbón Salas, bebé raptada en 1944. Foto tomada de la publicación El secuestro que conmovió Heredia.

“Había una muchacha que me cuidaba y ese día mi mamá le dijo que me llevara a asolear. Dice mi mamá que hubo un momento en el que me vio pasar por la ventana de la casa, que me puse a llorar y le hacía así (movía las manos pidiendo que la alzara).

“Mi mamá se entretuvo haciendo cosas y al rato se quedó pensando que ya había pasado demasiado tiempo y que no me habían traído de regreso, por eso salió a buscarme, pero yo no aparecía por ningún lado”, contó doña María.

En ese momento la desesperación se apoderó de la mamá de doña María, pues su hija y la empleada no aparecían por ninguna parte.

“Como la mayoría de mi familia es de Heredia mis papás fueron a buscarme por todo lado, a ver si me habían llevado donde mis abuelos o mis primos, pero al ver que yo no aparecía por ningún lado pusieron la denuncia”, añadió.

Recompensa de ¢500

Tras recibir la denuncia por el rapto de la bebita, las autoridades empezaron a investigar a la sospechosa, incluso conversaron con antiguos patrones de esta, quienes les dijeron que Salvatierra, quien era una mujer bajita, gruesa y de tez morena, había hablado de irse a Limón; sin embargo, no se tenía ninguna prueba de que ese fuese su destino.

“Las personas se dieron cuenta de lo que había pasado porque eso sucedió en Semana Santa, y el Sábado de Gloria mi mamá dijo (en la iglesia): ‘Aquí no puede haber gloria, aquí no puede haber nada, me robaron a mi chiquita’, y fue cuando todo mundo se dio cuenta”, contó doña María.

Un detalle muy curioso que Borbón aún recuerda, porque su abuelo y sus tíos se lo contaron varias veces, es que el Patronato Nacional de la Infancia (Pani) ofreció una recompensa de ¢500 (que para ese momento era un platal) a la persona que diera con su paradero.

Doña María también contó que su caso conmovió a todo el país, pues a la fecha no había sucedido nada similar, por eso es que varias personas se unieron a la búsqueda, mientras que otros se acercaron a su familia para darle apoyo.

“Ahora la gente es como más fría y como Heredia en ese entonces era más pequeño, más pueblo, todo mundo oraba, hacían misas y muchas personas hicieron promesas a La Virgen y a Dios para que yo apareciera”, añadió.

Capataz fue su ángel

Los días fueron pasando y todos en el país seguían con el corazón en la mano, pues aún no se sabía que había pasado con la “bebé Borbón”, como le decían en aquel entonces.

Doña María contó que a los ochos días de su rapto apareció “un ángel”, que brindó información clave para que las autoridades tuvieran una pista sobre su paradero.

“Como a los ochos días apareció un señor que se llamaba Adán Sánchez, siempre viviré agradecida con él; ese señor era el capataz de los que estaban trabajando la carretera Interamericana.

María Borbón Salas, bebé raptada en 1944. Foto tomada de la publicación El secuestro que conmovió Heredia.

“Supuestamente él llegó a su casa y le preguntó a la esposa por qué estaba llorando y esta le dijo que era porque la chiquita Borbón nada que aparecía, y es donde él le respondió que ellos (trabajadores) habían visto a la chiquita, que la llevaba una mujer morena chiquita y que la bebé iba con un camisón y sin zapatos”, detalló Borbón.

“Dicen que los peones de la carretera le gritaban: ‘¡¿Qué le pasa con esa chiquita?!, ¡Esa chiquita no es suya!’”

—  María Borbón, raptada cuando era una bebé

El capataz fue quien guió a las autoridades, diciéndoles que la mujer caminaba en dirección hacia Acosta, por lo quera posible que aún se mantuviera en esa zona.

Rescatada

Tras recibir la información del capataz, las autoridades empezaron a buscar a María por la zona, a la búsqueda se unieron dos tíos de la menor: don Arnoldo Salas y don Abel Borbón.

Doña María aseguró que lo que cuentan en su familia es que sus dos tíos, al parecer, se le adelantaron a la Policía y por Aserrí encontraron a un hombre en una choza muy humilde, quien al observar la foto que ellos andaban de la niña les dijo que había visto a la mujer que llevaba a esa bebita, que incluso le habían dado un poquito de agua dulce a la pequeña.

“Ese señor les dijo a mis tíos que la muchacha tenía que estar en un ranchito más alejado, pero que era lo único que había.

“Mis tíos me contaron que se tuvieron que tirar como por un bajo y cuando llegaron al rancho que había mencionado el señor entraron por las dos puertas que habían, uno agarró a la mujer y el otro me agarró a mí. Dicen que yo movía las patillas donde vi un chupón, seguro del hambre”, relató Borbón.

“Mi tío Abel, que fue uno de los que me encontró, cada vez que me veía lloraba”.

—  María Borbón, raptada cuando era una bebé.

Un milagro

La noticia de que la bebé raptada había aparecido sana y salva recorrió el país rápidamente, tanto así que incluso varias personas se reunieron a Aserrí para recibir a la pequeña María, quien iba bajo el cuidado de sus dos tíos.

“Cuando llegamos a Aserrí unas maestras de ahí les dijeron a mis tíos que me entregaran a ellas para vestirme y darme un chupón, pero contestaron que no, porque tenían que llevarme como yo estaba. Resulta que yo estaba como muy molesta y ellas se dieron cuenta que llevaba un mecate bien amarrado en la cintura, nunca supimos por qué”.

María Borbón Salas, bebé raptada en 1944. Foto tomada de la publicación El secuestro que conmovió Heredia.

Doña María recordó que otra anécdota que le contaron sus familiares fue que tras su rescate el mismo presidente de la República fue a visitarla.

“Dicen que el presidente de aquel entonces, Rafael Ángel Calderón Guardia, llegó a mi casa y con pinzas me sacaba las piedritas que tenía en las plantas de los pies, porque me habían tenido descalza”, añadió.

“Mi abuelita contaba que la gente llegaba a buscarme y que tenían que sacarme para que me vieran, porque eso que yo apareciera había sido un milagro”.

—  María Borbón, raptada cuando era una bebé

Quería venderla

En cuanto a aquella joven que se la llevó de su casa, doña María dijo que no supo qué fue lo que sucedió con ella tras ser detenida, pero a los años le contaron cuál fue el supuesto motivo de su rapto.

“Dicen que ella contó que había hecho un trato con un gringo para venderme y que ella llegó a La Sabana, que en ese tiempo era el aeropuerto, pero ya el avión (en el que supuestamente iba el gringo) se había ido, entonces no sabía qué hacer.

“Ella dice que agarró por la línea del tren y empezó a caminar por ahí hasta llegar a donde estaban construyendo la carretera Interamericana”, detalló Borbón.

Según Borbón, al parecer, la empleada doméstica quería venderla para obtener dinero y así conocer al cantante mexicano Jorge Negrete.

Pensaba que era cuento

Doña María recordó que ella se enteró de que había sido raptado por la empleada de su casa hasta que era una muchacha, ya que aunque desde pequeña escuchaba la historia no le prestaba mucha atención, para ella era como un cuento.

“A mí no me contaron sino hasta después, cuando ya estaba grande, como a los quince años. Yo medio sabía, pero nunca le presté atención, sabía que me había perdido y que había aparecido, pero porque mi abuelo y un tío me lo contaban.

“A mis hijos también les conté hasta que estaban grandes, como de diez o doce años, porque para mí no tenía un valor, tal vez porque no experimenté todo lo que mi familia vivió.

“Hasta hace poco valoré el dolor de mi mamá, porque yo nunca le pregunté a ella nada de esas cosas, ni nada de eso, imagínese que cuando eso pasó mi mamá estaba esperando un bebé, que al mes y medio nació”, confesó.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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