Tres hermanitas comieron pizza por primera vez gracias a policías

Para muchos comerse un pedacito de pizza no es nada del otro mundo, pero para don Ignacio Hernández, de 70 años, y sus tres hijitas significó mucho, pues nunca habían probado este platillo italiano.

Esta humilde familia, que vive en Santa Elena de Nicaragua, a 10 kilómetro de la frontera con Upala, vivió esta experiencia gracias a que un grupo de oficiales de la Fuerza Pública, les organizaron un fiestón con comidita y regalos.

Así lo contó Jason Padilla, subjefe de la delegación de Upala, quien indicó que la actividad la llevaron a cabo este martes en un parquecito de la comunidad de La Cruz de Upala, Alajuela.

“Nos enteramos de la situación de esta familia por medio de una vecina, ella nos dijo que había tres niñas en una situación muy crítica y que vivían solo con su papá, que es un adulto mayor, pues la mamá está internada en Nicaragua por un tema psiquiátrico”, añadió.

Esta difícil situación tocó el corazón de Padilla y sus compañeros, quienes se pusieron de acuerdo para organizarle una fiesta sorpresa a la familia.

“Al recibirlos, en el sector fronterizo, las niñas tenían mucho miedo, pero luego de que hablamos con ellas hasta abrazos nos dieron, fue algo muy especial”, contó Padilla.

Las pequeñas Abigail, de 5 años, Azucena, de 7, y Wendy, de 12 años, disfrutaron a lo grande con las actividades y juegos que los uniformados organizaron y en los cuales participaron otros chiquitos de esa comunidad.

“Lo que más me quedó fueron las palabras de ellos, que ninguno había comido pizza en su vida, para nosotros fue tan impactante porque uno lo ve como algo normal, por eso fue gratificante que les gustara la sorpresa”, detalló el oficial.

Las pequeñitas y su papá también tuvieron la oportunidad de comer helados y varios confites, pero sin ninguna duda el momento más especial fue cuando las hermanitas abrieron el montón de regalos que los policías y otros vecinos les llevaron.

“Nosotros decidimos llevarles regalitos, principalmente ropa porque casi no tienen, también con ayuda de los vecinos les dimos varios diarios y juguetes para las chiquitas”, añadió el uniformado.

Padilla dijo que todos regresaron a la delegación con el corazón hinchado de alegría por ver las sonrisas de las niñas y su papá, por eso es que ya están planeando una nueva actividad, para ayudarles con todo lo que van a necesitar para el próximo curso lectivo.

“Nosotros pensamos que para hacer el bien no hay fronteras y así lo sentimos en ese momento”, finalizó.