El Novelón

Cruzrojista presenció cómo policía casi mata a hombre que asesinó a esposa y a sus dos hijas

El excruzrojista Antonio Gaitán dijo que ese fue uno de los casos más rudos que ha atendido en sus casi 40 años de servicio

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Mujer e hijas asesinadas en el Triángulo de la Solidaridad en el año 2003. Foto Archivo.

En los 38 años que laboró como paramédico para la Cruz Roja, Antonio Gaitán atendió todo tipo de casos; sin embargo, hay varios que se mantienen muy frescos en su memoria por lo difíciles e impactantes que fueron.

Uno de estos fue el crimen cometido por el nicaragüense Jonathan González, de 20 años, quien usó un cuchillo de cocina para acabar con la vida de su expareja y de sus dos pequeñas hijas.

Las víctimas de ese triple homicidio fueron la nicaragüense María de los Ángeles Martínez Pichardo, de 27 años y sus hijas costarricenses Yorleny María y Johanna Carolina, de 3 y 2 años, respectivamente.

“Es un caso que siempre consideraré como el más cruel, el más duro en cuanto a niños”.

—  Antonio Gaitán, excruzrojista.

Gaitán contó que además de la terrible escena que encontró en la humilde casa en la que murieron las hermanitas, lo que más lo impactó fue como un oficial de Fuerza Pública estuvo a punto de tomar la justicia en sus manos y asesinar de un balazo en la cabeza a ese hombre.

“Lo del oficial que tenía el revólver en la frente del sujeto, eso fue algo muy impactante, de verdad yo pensé que se lo iba a echar, porque por dentro uno pensaba: ‘¡Que le dé!, no ve lo que acaba de hacer’, por dicha no pasó a más, porque sino hubiera sido un tortón”, recordó.

Mujer e hijas asesinadas en el Triángulo de la Solidaridad en el año 2003. Foto Archivo.

Desde ese trágico día han pasado exactamente 20 años, pero los recuerdos de ese hecho siguen muy frescos en la mente del excruzrojista, pues ese caso marcó su vida para siempre y le enseñó grandes lecciones que ha intentado transmitir a las nuevas generaciones de paramédicos.

Crimen en el Triángulo de la Solidaridad

El atroz crimen, que aún se pasea por los recuerdos de Gaitán, ocurrió el martes 22 de julio del 2003, a eso de las 11:50 a.m., en el ya desaparecido precario Triángulo de la Solidaridad, que estaba ubicado en Calle Blancos, San José, a un costado de la ruta que comunica San José con Limón (ruta 32).

“Ese día hubo un despacho para varias personas heridas por arma blanca en el llamado Triángulo de la Solidaridad. En aquel entonces yo estaba en el comité de León XIII y fui el primero en llegar a la escena.

“Ese lugar era una zona conflictiva, entonces el ingreso era complicado, afortunadamente la Fuerza Pública de Tibás ya estaba en el lugar, me llamó la atención que había un montón de oficiales”, recordó.

“Ese chavalo en ese momento estaba fuera de sí, personalmente creo que muchas veces las fuerzas malignas se aprovechan de momentos y ese fue uno de ellos”

—  Antonio Gaitán, excruzrojista.
Mujer e hijas asesinadas en el Triángulo de la Solidaridad en el año 2003. Foto Archivo.

Sin entender lo que había pasado, Gaitán se encontró con la primera víctima, se trataba de María de los Ángeles Martínez Pichardo, quien estaba a unos 15 metros de su humilde casa.

“En un chinchorro, una especie de pulpería, estaba sentada en una mecedora la mamá de las chiquitas, tenía una puñalada en el pecho. Al revisarla confirmé que estaba muerta y exsanguinada (desangrada)”.

Lo que el excruzrojista no sabía era que lo peor estaba por venir, unos gritos lo alertaron de que en ese lugar había más personas heridas, específicamente dos niñas.

“Esa situación fue fea, pero lo peor era que apenas era el inicio de lo que iba a encontrarme porque en ese momento escuché que alguien gritó: ‘¡Las chiquitas están adentro!’”, recordó.

Murieron juntas

Sin pensarlo dos veces, Gaitán ingresó al humilde rancho, construído con latas de zinc, donde supuestamente se encontraban las dos chiquitas; al cruzar la puerta se encontró con la peor escena de un crimen que había visto hasta la fecha.

“Recuerdo que eran dos chiquitas muy pequeñas, una estaba encima de la otra sobre el piso de tierra. Lamentablemente, la primera niña presentaba un montón de lesiones en el pecho, varias puñaladas, por lo menos diez le conté.

“Tuve que retirar a la niña para ver la condición de la chiquita que estaba debajo de ella, de igual manera estaba fallecida y también presentaba muchas heridas en el pecho”, recordó.

La escena era desgarradora y en aquel momento se habló de que las hermanitas estaban abrazadas cuando su propio padre las atacó reiteradas veces con el cuchillo de cocina.

“Casi todas las lesiones eran de lado a lado en ambas niñas, es decir, las puñaladas entraron por el pecho y salieron por la espalda”, añadió el excruzrojista.

Pedía que lo mataran

Aún sin poder asimilar lo que acababa de ver, Gaitán escuchó un escándalo afuera de la humilde casa, poco después se dio cuenta de que se trataba de González forcejeando con los policías que lo acababan de detener. El excruzrojista contó que el sospechoso parecía un hombre endemoniado.

Antonio recordó que para salir del precario tenía que pasar por el lugar donde tenían detenido a González y en ese momento fue cuando se dio otra situación de muchísima tensión, que casi termina por convertirse en una segunda tragedia.

“Vi a un amigo mío de la delegación de Tibás, él tenía la pistola fuera del cinto, la tenía martillada y todo, y se la tenía puesta en la frente al sujeto este, que le decía: ‘¡Dispáreme! Vea lo que acabo de hacer ¡Dispáreme!’; el comandante de Tibás fue el que logró convencerlo de que no lo hiciera”, contó.

Mujer e hijas asesinadas en el Triángulo de la Solidaridad en el año 2003. Foto Archivo.

“Yo en ese momento juraba que me iba a tirar la muerte de ese hombre”.

—  Antonio Gaitán, excruzrojista.

El sentimiento de ese policía era compartido por varios vecinos de ese precario, quienes a punta de gritos le desearon la muerte a González, incluso algunos le lanzaron piedras, motivo por el cual los oficiales tuvieron que sacarlo rápidamente antes de que fuera linchado.

Al final el sospechoso nunca le hizo frente a la justicia terrenal, pues dos días después de ser detenido se quitó la vida dentro de la Unidad de Admisión de San José.

Según informaron las autoridades en aquel momento, González usó la camiseta de tirantes que llevaba puesta para colgarse de los barrotes de una ventana.

En aquel entonces se dio a conocer que contra el hombre ya existía una orden de restricción y que este habría asesinado a sus hijas y a su pareja porque esta última, al parecer, se negó a entregarle $120 que con mucho esfuerzo había ahorrado para enviarle a su familia a Nicaragua.

Mujer e hijas asesinadas en el Triángulo de la Solidaridad en el año 2003. Foto Archivo.

Lágrimas se desbordaron

La trágica escena de ese triple homicidio fue presenciada por cruzrojistas y policías con muchos años de experiencia, quienes pese a su amplia trayectoria no pudieron contener las lágrimas al estar ante un crimen tan cruel.

“Yo creo que se hizo una histeria colectiva, porque era una situación muy triste, entonces de pronto alguien estalló y todo mundo aprovechó para llorar porque fue algo muy doloroso”.

Gaitán dijo que él fue uno de los pocos que no derramó lágrimas en ese lugar, pero eso no significó que no se viera afectado por dicha situación, pues al ver a esas pequeñas niñas no podía dejar de pensar en sus propios hijos.

“Ese era el mayor problema para todos los que estábamos ahí presentes, saber que en la casa estaban los chiquitillos, porque la muerte es algo en lo que nadie piensa hasta que está presente con usted y a como le pasó a esas chiquitas le puede pasar a cualquiera”, mencionó.

El excruzrojista contó que tras ese terrible caso él y varios de sus compañeros recibieron atención sicológica, pues muchas de esas imágenes aún se mantenían en sus mentes.

Mujer e hijas asesinadas en el Triángulo de la Solidaridad en el año 2003. Foto Archivo.

“Recibimos terapia de parte del departamento sicología de la Fuerza Pública. Eso me ayudó mucho, porque le comenté a la sicóloga que del todo no me sentía mal, pero sí me había golpeado mucho, entonces recibí un par de sesiones; sin embargo, había gente de la Fuerza Pública de Tibás que sí recibió terapia por un largo tiempo”.

Higiene mental

Gaitán contó que ese terrible caso, el cual nunca podrá olvidar, sigue siendo una referencia para los nuevos paramédicos que se suman a las filas de la Cruz Roja, pues es el mejor ejemplo de que siempre se debe estar preparado, pues nunca se sabe cuando se encontrará con una escena tan desgarradora.

Otra gran lección que el excruzrojista aprendió de ese caso fue el “cambiar el chip” para evitar que situaciones así de rudas afecten su vida y el desarrollo de su trabajo.

“Uno tiene que tratar de desalojar esas ideas de su mente lo más pronto posible o no ponerlas en un punto principal donde lo afecten a uno. Son cosas que si usted se deja marcar o se las deja mucho rato en la cabeza tiene que hacer higiene mental rápido y estar preparado para lo que viene, porque no sabe si puede ser más complejo.

“Generalmente las historias bonitas en este trabajo son pocas, tienen inicios violentos y los finales son felices, pero generalmente al final de la historia uno no está”, aseguró.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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