El Novelón

Destino llevó a periodista a contar detalles inéditos del conocido asalto a un banco en Monteverde

El comunicador Rodolfo Martín presentó su libro ‘Monteverde, una herida en el paraíso’, que desmenuza uno de los hechos que marcó a Costa Rica

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El periodista Rodolfo Martín Ovares trabajaba en la sala de redacción del periódico Al Día con toda normalidad el martes 8 de marzo del 2005.

El día avanzaba tranquilo y ‘Fo’, como conocen a ese experimentado y reconocido sucesero ya pensionado, tenía planes para cuando terminara su jornada en Llorente de Tibás.

Estaba corriendo para pasar a revisión las notas del día y salir por lo menos a las 5 de la tarde, pero entonces le sonó el celular.

Rodolfo Martín encontró muchos detalles en su archivo y se tomó 10 años, con calma, escribiendo un libro. Foto: José Cordero (Jose Cordero)

“No quería quedarme clavado hasta las diez de la noche con alguna nota. Pero recuerdo que cuando contesté me dijeron: ‘Flaco, muévase a Monteverde, algo fuerte está pasando’. Era una fuente, de ahí solo sé que agarramos todo y nos fuimos para Monteverde”, contó.

“Diecisiete años después no sé quién me hizo la llamada”, añadió. Además, lo que en ese momento no sabía es que era el inicio de un libro que escribiría años más tarde, pero ya llegaremos a eso.

La adrenalina que siente un periodista sucesero se hizo presente y quedaron en el olvido las ganas de salir temprano. “Uno llama a la casa y dice: ‘Voy a Monteverde y punto, ¿cuándo regreso? No sé'”, aseguró y de paso contó que se fue sin nada de ropa porque no le dio tiempo de ir a su vivienda por lo que en Puntarenas se compró un par de camisas, además de un cepillo de dientes, pasta y un desodorante.

El libro da detalles de lo que vivió ese día y otros que fue descubriendo con el tiempo. Foto: José Cordero (Jose Cordero)

Entonces llegaron a la agencia del Banco Nacional, donde se desarrollaba un asalto, uno de los más famosos y violentos en la historia del país. Claro, la llegada no fue fácil, en eso no existía la ruta 27 y el camino a Monteverde estaba muy malo, además por querer agarrar un atajo más bien se perdieron y no había Waze para que los salvara.

El periodista, que ejerció la profesión por 42 años hasta pensionarse en 2014, se impresionó al ver dos cuerpos tirados al frente. Eran los de los hermanos Santos Agenor Hurtado Martínez y Santos Maryori Cruz Martínez, pero en aquel instante Rodolfo ni la Policía sabían las identidades, solo que eran dos de los asaltantes.

Dentro del banco había un tercer delincuente: Erlyn Hurtado Martínez, hermano de los que ya habían fallecido, los tres eran nicaragüenses.

Erlyn fue el responsable de la masacre que inició el día en el cual estaba cumpliendo 26 años.

Ese asalto bancario es uno de los más recordados en nuestro país. Foto: Carlos González

Olfato periodístico

Rodolfo y su compañera Silvia Alvarado fueron los primeros comunicadores que llegaron al lugar, comenzaron con sus labores periodísticas y luego se dividieron para buscar más información.

Mientras tanto, el país contenía el aliento por lo que sucedía y los altos mandos policiales buscaban la manera de acabar con aquella sangrienta pesadilla.

Rodolfo recordó entonces una serie de hechos violentos que ya eran conocidos por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ): una serie de asaltos cometidos en lugares rurales de esa misma zona como Miramar, Cuatro Cruces, hacienda El Palmar y al restaurante El Rancho Garabito, que iniciaron en el 2003.

Intento de asalto al Banco Nacional de Santa Elena de Monteverde. Foto Archivo.
El Investigador Fernando Sánchez y otros compañeros tuvieron que mover los cuerpos de los dos asaltantes muertos. Foto Archivo.

Además, en Turrialba, Naranjo y Atenas había denuncias de casos similares. Había información que señalaba que los maleantes asaltaban a los pagadores de las fincas de caña y de café. Se sospechaba entonces que se trataba de trabajadores que se movían de finca en finca.

Sumado a esos hechos, gracias a su olfato periodístico, a Fo se le vino a la mente que en octubre del 2004, seis meses antes, había ocurrido otro asalto en la sucursal del Banco Nacional, pero en Miramar de Puntarenas.

Por eso el comunicador decidió ir a buscar antecedentes en esta zona y su colega se quedó en el sitio registrando el asalto que seguía en proceso. Mientras ellos analizaban y decidían cómo trabajar sus informaciones, se escuchaban los balazos y el temor de toda la comunidad.

“Esos ataques fueron en distintas zonas y el OIJ tenía todos los casos aislados, en Puntarenas estaban preocupados porque una banda estaba actuando de una manera muy violenta, el mismo problema lo tenía Alajuela y Turrialba. Resulta ser que luego, en una reunión entre varios directores regionales del OIJ, hablaron de esa problemática que se estaba dando”, dijo el escritor.

Por eso Rodolfo no dudó en seguir su instinto y buscó más información sobre eso, para complementar lo que pasaba con el asalto en Monteverde. Por lo que logró darle demasiada profundidad y amplitud a ese hecho, lo que luego le dio material de sobra para el libro del que ya hablaremos.

“Creo que solo pude dormir un par de horas. Seguimos trabajando en la búsqueda de antecedentes de esta banda”, recordó el comunicador quien descansó ese ratico en un hotel de Monteverde, donde solo se quitó los zapatos y se sentó en una silla.

Fueron muchas horas de tensión por culpa de los tres hermanos asaltantes. Foto: Carlos González

El suceso se extendió durante 27 horas y 41 minutos de horror, disparos, agonía y miedo. La lluvia de balas entre Erlyn y la Policía, cobró la vida de seis rehenes y un agente policial, llamado Óscar Quesada, conocido como ‘Máquina’, quien murió en la clínica de la localidad. Así como los dos hermanos de Hurtado. Para un total de nueve personas.

La presión para las autoridades policiales venía desde Casa Presidencial, el Poder Judicial, la prensa y todo el pueblo de Monteverde que deseaba recuperar la paz. Hasta que finalmente los negociadores y la última rehén lograron convencer a Erlyn Hurtado de entregarse.

Ese hecho dejó muchas cicatrices que 17 años después siguen visibles en las memorias de los costarricenses.

A raíz de este asalto bancario, Erlyn fue enviado a cárcel La Reforma, en San Rafael de Alajuela, donde fue a descontar una pena de 210 años de cárcel.

Sin embargo, Hurtado murió el miércoles 11 de mayo del 2011 tras participar en un intento de fuga en el ámbito de Máxima Seguridad de ese centro penal.

En su intento de huida murieron más personas, esta vez fueron tres fallecidos y cinco heridos.

El día de su muerte, en Monteverde unas 20 personas permanecieron en vigilia hasta la medianoche porque “se hizo justicia divina”.

Seguir informando

Años antes de pensionarse, don Fo mantenía vivo ese fuego de seguir informando, por eso incluso su familia y otros allegados le insistían en que escribiera un libro sobre todas sus anécdotas por tantos años de trabajo.

Tras muchas horas, el sujeto finalmente se entregó. Foto: Rodolfo Martín

Fue así que en el 2012 encontró en sus archivos información sobre el caso de Monteverde y otros más que se relacionaban, todo lo que investigó durante ese hecho y en días posteriores. Entonces decidió escribir sobre lo que vivió en esos días y dar otros detalles, eso sí, respetando la memoria de las nueve víctimas que dejó esta masacre.

La obra se llama ‘Monteverde, una herida en el paraíso’ y le puso así porque el hecho ocurrió en medio de una zona paradisíaca. Son 397 páginas y se publicó el 19 de julio pasado.

El texto, incluso, reveló algunos detalles que se desconocían, esto pese a que han transcurrido 17 años, por ejemplo:

“El 8 de marzo no solo cumplía años Erlyn (asaltante), sino también la cajera del banco Nancy Ramírez, quien tenía ocho meses de embarazo, ella atendía a su hermana Lady, quien dejaba un depósito de la mamá de ellas. A Nancy le tenían un queque e iban a tomar café con los compañeros cuando comenzó el asalto.

El delincuente puso sus armas al suelo para entregarse. Foto: Rodolfo Martín

“Otra funcionaria corría para salir del trabajo e ir a la casa y darle pecho a su bebé, porque la última vez que le dio fue ese día a las siete de la mañana, estaba preocupada y su cuerpo le avisaba que su hijo tenía hambre; sin embargo, nunca más pudo darle de su leche materna, porque resultó herida y la enyesaron desde la cintura para arriba”, recordó Rodolfo.

Además, al contactar a la familia de los tres hermanos asaltantes, se dio cuenta que tenían otro hermano de nombre Iván Hurtado, quien murió siete años antes del asalto al banco en Monteverde y casualmente Rodolfo también había reporteado esa muerte. Él falleció atropellado.

Poco a poco siguió atando cabos sobre los hermanos Hurtado y se dio cuenta que esos apellidos ya los venía escribiendo en sus notas desde antes del asalto.

”O sea, yo no escogí el tema, el destino me contrató para que yo escribiera esta historia sin que yo lo supiera.

“Se me erizó la piel cuando me di cuenta que muchos años antes ya manejaba esos apellidos para arriba y para abajo”, expresó el comunicador, quien obviamente da más detalles sobre eso en su libro.

Erlyn Hurtado Martínez salió con la última rehén que tuvo en el Banco Nacional de Monteverde. Foto: Rodolfo Martín

Marcado por otros hechos

Este caso de Monteverde siempre vivirá en la memoria de Rodolfo, pero hubo tres que lo marcaron para siempre:

“El primero es inolvidable, y hasta me da ganas de llorar, es haber conocido a la Madre Teresa, le di un papel y ella escribió ‘Dios bendiga Costa Rica’, me agarró las manos y me fui con la bendición de la que ahora es una santa. El segundo es el pase de Costa Rica a la segunda ronda en Italia 90. Luego el darle la noticia a un amigo de toda la vida, el pésame por la muerte de una hija que falleció en un accidente de tránsito”, concluyó.

El libro cuenta muchísimos detalles más de esa masacre en Monteverde y usted lo puede adquirir llamando al teléfono 8306-5783.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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