El Novelón

¿Recuerda a los Chapulines? Este fue el crimen que dio nombre a la peligrosa banda juvenil

La banda conformada por decenas de menores de edad aterrorizó el centro de San José

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Banda de Los Chapulines. Foto Archivo.

En los primeros años de la década de los noventas era muy usual que si alguien debía pasar por el centro de San José le dijeran que se cuidara de los Chapulines, una banda de jóvenes, la gran mayoría menores de edad, que atacaban en grupo para cometer asaltos.

La fama de estos delincuentes juveniles trasciende el paso de los años, pues aún se escucha a personas hablar de “chapulines” cuando se refieren a sujetos que parecen delincuentes o que son “pintas”, como se dice en la actualidad.

Sin embargo, no muchos conocen la historia que hay detrás de los Chapulines y mucho menos que estos fueron bautizados de esa forma debido a un violento ataque que estuvo a punto de cobrar la vida de un agente del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Este investigador fue Egón Arroyo Barrantes, quien en setiembre de 1993 vio a la muerte de cerca luego de que uno de los Chapulines lo apuñaló por la espalda luego de que este evitó que cometieran un asalto.

El cuchillo me atravesó completamente, me tocó los intestinos, el estómago, parte del riñón, el páncreas un toquecito y el pulmón derecho, sobreviví gracias a la rápida atención y a las oraciones de muchas personas”, contó a La Teja.

Las acciones realizadas en aquel entonces por las autoridades policiales y por el Gobierno permitieron desintegrar a los Chapulines, incluso muchos de ellos se reintegraron a la sociedad.

Pese a esa resolución, Arroyo aún carga con un gran sentimiento de insatisfacción, pues esos jóvenes que casi le quitan la vida quedaron impunes.

Trágico Día del Niño

Arroyo contó que el hecho que le cambió la vida y por el cual los Chapulines se ganaron su peculiar nombre ocurrió el 9 de setiembre de 1993, es decir, durante la celebración del Día del Niño.

Banda de Los Chapulines. Foto Archivo.

En aquel entonces Egón estaba destacado en una nueva sección que se había abierto en el Registro Civil de San José enfocada en ayudar a otros investigadores con direcciones de personas de interés para alguna investigación.

“Era el Día del Niño,me habían pedido una fotografía del sicópata de la universidad, en ese tiempo estaba atacando y llevaba varias violaciones, entonces yo fui a dejar la documentación al OIJ y de ahí ya me trasladaba a mi casa”, recordó.

Arroyó tomó el bus de Sabana y se bajó en las inmediaciones del parque Central de San José, cuando iba caminando por el costado sur de la iglesia observó a dos jóvenes que caminaban delante de él, “recuerdo que uno iba bien elegante, seguro iba a ver a la novia”, contó.

En ese momento de la nada salieron tres jóvenes que se le fueron encima a ese muchacho con la intención de robarle la jacket que llevaba puesta. Egón no lo pensó dos veces para intervenir.

“Los agarré a los dos y les dije: ‘¡Quietos, Policía!’, pero lo que menos me imaginé es que eran varios, porque ellos gritaron ‘mátenlo’ y cuando volví a ver hacia atrás me percaté que venía uno, de nombre Michael, que me apuñaló por la espalda”, recordó el exagente.

Persecución y golpiza

Cuando el chapulín sacó el cuchillo de la espalda de Arroyo lo primero que este pensó fue: “me mató”, sin embargo, la misma adrenalina lo hizo bloquear el dolor, y a como pudo siguió persiguiendo por San José a los tres maleantes.

“Yo pensé: ‘ya me mató', porque era un puñal grandísimo, era la mitad de un machete de esos de cortar caña”

—  Egon Arroyo, exagente del OIJ.
Banda de Los Chapulines. Foto Archivo.

“Lo logré agarrar frente al famoso cine Rex y ahí lo que la gente hizo fue como un redondel, pero cuando vi fue que me cayeron como diez carajillos que me agarraron a patadas para que yo soltara a Michael.

“Lo tuve que soltar y lo volví a perseguir, pero ya las fuerzas no me daban porque era un chorro de sangre lo que iba tirando y ya por la esquina del antiguo banco Anglo no pude seguir más”.

Según el exagente, en ese momento la turba de jóvenes quiso agredirlo de nuevo, y a como pudo agarró a uno de los jóvenes, al que le decían Tony, para usarlo como escudo.

“Lo agarré del cuello y le dije: ‘Usted se queda queditico o se va conmigo’, en eso llegó más gente y me dijeron que si me ayudaban, pero solo les pedí que llamaran a los policías que estaban al frente del Registro Civil, donde yo estaba trabajando”.

Bautizados

Mientras que Arroyo era atendido por la Cruz Roja, varios de sus compañeros llegaron a la escena para tratar de detener a los sospechosos de la agresión, pero no tuvieron éxito.

Al darse a conocer que un agente judicial había sido apuñalado el lugar se llenó de varios periodistas y, según Egón, fue en ese momento que se dio el “bautizo” de los Chapulines.

“La prensa llegó y les preguntaron a mis compañeros que atendieron el caso cómo había sido la circunstancia del ataque y uno de ellos respondió: ‘Es que lo atacaron como si fueran chapulines’, ahí fue donde nació el nombre.

“En aquel momento ya se habían dado varios asaltos parecidos, pero no les habían puesto nombre ni nada así, eso fue que el compañero lo inventó en el momento, haciendo referencia de esas plagas que van consumiendo las cosechas”, detalló.

Banda de Los Chapulines. Foto Archivo.

En esa época el OIJ le atribuyó a la banda de Los chapulines estar vinculada con al menos 500 denuncias por robos y asaltos en San José.

Tras el ataque al exagente, el OIJ empezó a atar cabos y descubrió que los asaltos cometidos por jóvenes y menores de edad no eran hechos aislados, sino que todos estaban relacionados con la banda de los Chapulines, la cual en un momento llegó a estar conformada por hasta 400 muchachos.

Según el análisis hecho por la Policía Judicial, este grupo criminal estaba conformado principalmente por menores de edad que vivían en condiciones precarias y que habían sido abandonados por sus padres o que habían huido de sus hogares. Por lo general vivían en sectores como Cristo Rey, Pavas, Hatillo, Aguantafilo, Los Cuadros, López Mateo y Barrio México.

En cuando a su forma de operar, los Chapulines se reunían en la plaza de la Cultura y el parque Central en San José, y de ahí recorrían las cuadras de San José para robar cadenas, bolsos, relojes o billeteras, luego de atacar en grupos se dispersaban, lo que hacía casi imposible atraparlos.

Sobrevivió de milagro

Regresando al relato de Egón, el día del ataque fue llevado de emergencia al hospital San Juan de Dios, pero, el panorama no era muy alentador, pues según recuerda solo le daban un 6% de probabilidad de sobrevivir debido a las graves heridas que le causó la puñalada.

“Me había atravesado completamente con el cuchillo, cuando llegué al hospital el doctor dijo que lo mío era grave, entonces me metió en el cubículo y me dijo ‘esta puñalada es para salvarle la vida’, entonces me metió otra, porque el pulmón ya estaba lleno de sangre y ahí me desmayé, luego me desperté y me estaba ahogando y el doctor me salvó de nuevo porque ya me estaba yendo”, recordó.

La noticia sobre el vil ataque del que fue víctima Arroyo se esparció por todo el país gracias a los medios de comunicación y debido a eso fue que el exagente recibió mucho apoyo y muestras de cariño para que saliera adelante.

Banda de Los Chapulines. Foto Archivo.

“Gracias a las oraciones salí avante, porque por todo lado llegaban personas de todas las religiones que rezaban por mí, eso fue lo que me salvó, tanta gente que oró por mí”, añadió.

Pese a la gravedad de las heridas que sufrió por la puñalada, Egón estuvo un tiempo relativamente corto en el centro médico, pues le dieron de alta el 29 de setiembre de 1993, un día después de su cumpleaños.

“El 27 de setiembre que yo cumplía años me llevaron un queque y yo se los regalé a todos los enfermeros y ya a los dos días estaba saliendo de ahí, es increíble porque casi no duré nada”.

Tras la puñalada, Egón estuvo incapacitado durante dos años, luego regresó a trabajar en la Sección de Inspecciones Oculares para finalmente pensionarse en 1998.

No obtuvo justicia

Una de las cosas que más lamenta Egón actualmente es que los Chapulines que casi le quitan la vida quedaron impunes por esa agresión, pues ni siquiera fueron llevados a juicio.

“Realmente no sé qué pasó con eso, porque el expediente supuestamente se desapareció durante cinco años y no se pudo hacer nada, cuando ya apareció decían que ya no se podía hacer nada, entonces ellos siempre estuvieron en libertad”.

El principal problema que se dio en aquel entonces es que no existía la Ley Penal Juvenil, por lo que las autoridades no tenían una herramienta con la que se pudiera tratar a menores de edad vinculados con delitos graves.

“Según lo que se decía de ese Michael (quien lo apuñaló), que había cumplido 18 años quince días antes, es que supuestamente ya había matado a dos personas en Guanacaste, pero no había sido encarcelado por ser menor de edad y al parecer quería que el tercero fuera yo”.

Ley penal juvenil

A raíz del caos criminal que causaron los Chapulines, las autoridades determinaron que era necesario hacer cambios en la ley para establecer penas más severas para aquellos menores de edad que cometían crímenes.

Fue así como en 1996 se creó la Ley Penal Juvenil, la cual vino a sustituir a la Ley Tutelar de Menores y a establecer responsabilidades y derechos a las personas menores de edad.

Dicha ley impone sanciones socioeducativas y la privación de libertad, esta última para delitos más graves como por ejemplo: homicidio, tentativas de homicidio, robo agravado y otros en que se haya ocasionado más daño a las personas víctimas generalmente.

Banda de Los Chapulines. Foto Archivo.
Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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