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La mayoría de los hombres son agresores. Sí.
La mayoría de los asesinatos en las familias son cometidos por hombres. Sí.
La mayoría de las agresiones en contra hijos y esposas las cometen los hombres. Sí.
Pero también es cierto que no todos los hombres son agresores, asesinos e irresponsables.
Y también es cierto, aunque lo nieguen, que entidades como el INAMU, el PANI y también algunos jueces desde que atienden un caso en el que hay niños de por medio, o mujeres, de forma automática se ponen del lado de la mujer y cuesta que escuchen razones de los papás.
Mi objetivo no es irme del lado de los varones en detrimento de las mujeres, hago el llamado a las autoridades para que el equilibrio, el análisis exhaustivo de las pruebas, la evaluación de los testimonios, sea intensa y se imponga sobre los prejuicios.
El cualquier causa entre hombres y mujeres la realidad, lo que vivimos día a día en la práctica, es que el varón entra quedando.
El caso publicado por La Teja en su edición impresa de este miércoles es impresionante. La pelea que dio Víctor Guevara por lograr la custodia de su hijo es digna de una película de horror, cuyo final afortunadamente fue feliz, al punto de que él tiene enmarcada en la sala de su casa la sentencia a su favor.
Y es que después de una larga y desgastante batalla reflejada en los 2000 folios de pruebas aportadas por el papá, contra ninguna hoja dada por la mamá, poner ese fallo judicial en un lugar especial era lo mínimo. Como parte de su testimonio don Víctor reveló que la mujer incluso llegó a regalar al niño con tal de que su verdadero padre nunca lo tuviera.
La historia es real aunque parezca de ficción. Ojalá sirva para que las autoridades que velan por nuestros niños y mujeres hagan un autoexamen de sus acciones, decisiones y prejuicios.
